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España España · Madrid
Voto de paki:
9
Drama Daniel Lefebvre es el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director solicita entonces la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. (FILMAFFINITY) [+]
22 de diciembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido un documental más que una película; las historias son reportajes de actualidad y la ficción tan real como la vida misma. Desgraciadamente. Son historias demasiado tristes para que aparezcan niños tan bellos. Tan inocentes. Tan frágiles. Las historias de miseria, hambre, frío, paro, y violencia deberían ser solo eso: historias. Cuentos para no dormir. Para asustar a los adultos pero, nunca, nunca, jamás, para que la protagonicen los niños tan inocentes. Tan frágiles. Tan bellos. Y, sin embargo, a pesar de que debe ser el dolor que más nos duela, la realidad no es así. Hay niños como los de esta película de "terror": maltratados, hambrientos de pan, de afecto y de alegría. Víctimas, como sus propios padres, de nacer y vivir en entornos marginados, depauperados y miserables donde es casi imposible encontrar motivos, razones y excusas no solo para mejorar de vida, sino, incluso, para vivir.

La pregunta de la película es " ¿se pueden cambiar las cosas?", "¿merece la pena intentarlo?", "¿hay que resignarse con el mundo que ha tocado en suerte, o en desgracia, vivir, o hay que arriesgarse cada día y luchar por mejorarlo?", "¿me quedo en la cama cada mañana porque no tengo trabajo, porque soy desgraciado, porque no tengo esperanza, ni ilusión, ni confianza en nada?". La respuesta es: "No. Hoy empieza todo". Cada día hay que buscar, rebuscar o inventarse los motivos, las razones o las excusas para continuar. Merece la pena por uno mismo, por los que te rodean y amas o te aman, o te necesitan. O, en general, por la humanidad entera, por el futuro de nuestros hijos. Niños frágiles, bellos e inocentes, que se merecen una oportunidad. Tal vez, como dicen en la película, no seamos capaces de legarles más que un montón de piedras, pero con ellas es posible construir, cruzar y crear un mundo mejor. ¿Qué clase de padres, profesores o personas seríamos si no somos capaces de mejorar el mundo que nos hemos encontrado y transmitírselo para que puedan disfrutarlo como se merecen? Por favor, si se trata únicamente de un montón de piedras, o, como quién dice, de un poco de esperanza, de ánimo y de fuerza para levantarlas cada día que comienza...
paki
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