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Voto de CHIRU:
10
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/10.png)
8,6
45.513
Intriga. Drama
Leonard Vole (Tyrone Power), un hombre joven y atractivo, es acusado del asesinato de la señora French, una rica anciana con quien mantenía una relacion de carácter amistoso. El presunto móvil del crimen era la posibilidad de heredar los bienes de la difunta. A pesar de que las pruebas en su contra son demoledoras, Sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton), un prestigioso abogado criminalista londinense, se hace cargo de su defensa. (FILMAFFINITY) [+]
6 de diciembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento, les voy a desvelar el final. Sé que es contraproducente, porque voy a infligir las reglas de esta santa casa que es filmaffinity, pero mi instinto no se puede aguantar, y mi conciencia, sospechosamente, no se siente culpable. Allá voy, lo siento por los que no la hayan visto...
“Les encarecemos, en beneficio de aquellos amigos suyos que no hayan visto aún la película, que no revelen a nadie el secreto del final de TESTIGO DE CARGO”.
“Les encarecemos, en beneficio de aquellos amigos suyos que no hayan visto aún la película, que no revelen a nadie el secreto del final de TESTIGO DE CARGO”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El verdadero protagonista de este pelotazo del viejo Wilder es sin duda Sir Charles Laughton. ¡Qué maestría; qué genio; qué diálogos; qué movimientos; qué expresión…! Olor añejo a actuaciones de habano y coñac, de whisky en barrica (escocés, por supuesto).
Los actores secundarios no le van a la zaga. La señora escocesa ama de llaves, que le falta un sonotone, genial en ese papel, hecho para ella.
La enfermera pesada resulta odiosa (de bien que lo hace).
La alemana antinazi que cantó a las tropas aliadas en la guerra (la Dietrich), lo borda, restregándonos por la cara su pacto con el diablo que, con 55 años, le hacía parecer una casi cuarentona. ¡Qué descaro!
Sólo el suegro de Al Bano (quién se lo iba a decir, el mundo es un pañuelo), me deja a medias. Normal que no me sonara ni el nombre ni la cara. Cierto que esta fue la mejor película que hizo (la de más nombre), y que al año siguiente falleció, pero es que dudo que hubiera durado mucho la onda expansiva de los beneficios de participar en este film.
¿Y el final…? Silencio… más silencio… un suspiro… ya.
La chica de la estación era extraña, ¡pero parecía un hombre disfrazado de mujer!
Al final, la alemana nos engaña a todos, hasta ahí perfecto, podría haber sido un buen final. Pero sabes que aún quedan 19 minutos de película; o sea, que algo tampoco te cuadra a ti y dices: "¿qué va a pasar ahora?¿qué se le ha ocurrido al viejo Wilder?". Y entonces aparece la rubia y nos cuenta el desenlace, y nos quedamos todos...OHHHH... con la boca abierta. Piensas: "el Billy este es un tío listo, además de fan de las comedias y racista (sobra el comentario del principio diciendo que se había traído de Nigeria a la ama de llaves, por lo antipática y bruta que era)". Pero "¡placa placa!" (como diría el Yoyas), aparece la morena, se besa con el gigoló, navajazo al canto de la rubia, y el viejo abogado que dice que la va a defender en el futuro juicio.
Una obra maestra, sí señor.
Los actores secundarios no le van a la zaga. La señora escocesa ama de llaves, que le falta un sonotone, genial en ese papel, hecho para ella.
La enfermera pesada resulta odiosa (de bien que lo hace).
La alemana antinazi que cantó a las tropas aliadas en la guerra (la Dietrich), lo borda, restregándonos por la cara su pacto con el diablo que, con 55 años, le hacía parecer una casi cuarentona. ¡Qué descaro!
Sólo el suegro de Al Bano (quién se lo iba a decir, el mundo es un pañuelo), me deja a medias. Normal que no me sonara ni el nombre ni la cara. Cierto que esta fue la mejor película que hizo (la de más nombre), y que al año siguiente falleció, pero es que dudo que hubiera durado mucho la onda expansiva de los beneficios de participar en este film.
¿Y el final…? Silencio… más silencio… un suspiro… ya.
La chica de la estación era extraña, ¡pero parecía un hombre disfrazado de mujer!
Al final, la alemana nos engaña a todos, hasta ahí perfecto, podría haber sido un buen final. Pero sabes que aún quedan 19 minutos de película; o sea, que algo tampoco te cuadra a ti y dices: "¿qué va a pasar ahora?¿qué se le ha ocurrido al viejo Wilder?". Y entonces aparece la rubia y nos cuenta el desenlace, y nos quedamos todos...OHHHH... con la boca abierta. Piensas: "el Billy este es un tío listo, además de fan de las comedias y racista (sobra el comentario del principio diciendo que se había traído de Nigeria a la ama de llaves, por lo antipática y bruta que era)". Pero "¡placa placa!" (como diría el Yoyas), aparece la morena, se besa con el gigoló, navajazo al canto de la rubia, y el viejo abogado que dice que la va a defender en el futuro juicio.
Una obra maestra, sí señor.