Realmente digo que salvo por recuerdos -los cuáles engalanan habitualmente la fealdad o lo ordinario, para verter un rosado, dulce baño de melancolía e idealizar así cosas o tiempos que posiblemente hayan sido tan defectuosos como los actuales- esta película (todas las de Porcel y Olmedo en realidad) en particular llega a producir una depresión tan profunda, tan aguda, que dan ganas de viajar al pasado y ejecutar en el acto al director (y ya que estamos a los espectadores) de semejante idiotez.
E.T fue una agradable película de Spielberg, como todos saben, bien lograda, emotiva, típica de los ochenta; acá, se tomó esa idea, para pervertirla hasta lo indecible, lo inimaginable. Bizarra, lamentable, poco graciosa, deprimente, mal actuada, horriblemente musicalizada, patética en todos los aspectos posibles.
Insisto en que unicamente podría entender que a alguien normal, es decir, no una persona tocada, que le falten un par de jugadores en la cabeza, sino a un ser humano decente, un buen ciudadano, le guste o le simpatice algo como ESTO, por los recuerdos y la idealización del tiempo pasado. Otra razón no encuentro.
Un buen consejo: si una persona en serio estado de depresión quiere o necesita un empujoncito para decidirse de una vez por todas a partir hacia lo desconocido, solo tiene que poner este vhs (obviamente nunca salió en dvd, o al menos así quiero creerlo) en la vieja video casetera, llenar el tambor del revolver con balas de punta recortada, tomarse un whiscacho (para tomar coraje; pero para ver la peli no para el balazo) fumarse una faso, y listo, el resto surgirá como por arte de magia; ¡pum!, y a otra cosa; y luego, a visitar personalmente y agradecer, en el mismo cielo, en la pureza de los campos celestes, donde las almas refulgen en un eterno crepúsculo, al mismo Olmedo y Porcel, por tanta generosidad!