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Voto de Silvio de Arabia:
7
5,6
1.634
Comedia. Drama
Cuando Suze Trappet se entera a los 43 años de que está gravemente enferma, decide ir en busca del hijo al que se vio obligada a abandonar cuando ella tenía 15 años. Su búsqueda administrativa le hará conocer a JB, un cincuentón en plena depresión, y al señor Blin, un archivero ciego con un entusiasmo impresionante. Los tres se embarcan en una búsqueda tan espectacular como improbable.
21 de septiembre de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, sin ser brillante, quizá merezca más nota que mi siete, aunque solo sea por la vida que insufla su mensaje.
Ya desde el inicio arrancaba con una dedicatoria a uno de los Monty Python. No recuerdo si el mismo que hace el cameo más adelante. Eso ya es una declaración de intenciones. El primer punto de un manifiesto.
He leído por ahí referencias a Amélie. Bueno. Yo la veo más heredera de algunos disparates locos de los Monty. Quizá esa secuencia maravillosa en la que la protagonista sube una escalera de caracol infinita podría asemejarse a algo de Amélie, pero creo que sobre todo por los efectos de CGI, con lo que no sería una locura relacionar esas bellas imágenes con, por ejemplo, La invención de Hugo o mil pelis más así. Eso es lo de menos. Es más patente una herencia con los Monty, o —estoy pensando— con algunas de las de Terry Gilliam, ideológicamente hablando, más que formal.
Esta cinta es un canto a la juventud perdida, pero también a la esperanza. Por eso es tragicómica, porque conviven en ella lo positivo y lo negativo de forma orgánica. Al mismo tiempo, es una brutal crítica contra el sistema; a nosotros como sociedad, como individuos, con nuestras faltas; pero, sobre todo, al sistema, como ente estructural y jerárquico.
Las estructuras de poder que rigen nuestras vidas: los padres, los médicos, las fuerzas coercitivas, la burocracia... (Ejem, Brazil..., ejem, 12 monos...).
A partir de aquí, al spoiler. Voy a desglosar un poco elementos que me parecieron definitorios. Léeme cuando la hayas visto.
Ya desde el inicio arrancaba con una dedicatoria a uno de los Monty Python. No recuerdo si el mismo que hace el cameo más adelante. Eso ya es una declaración de intenciones. El primer punto de un manifiesto.
He leído por ahí referencias a Amélie. Bueno. Yo la veo más heredera de algunos disparates locos de los Monty. Quizá esa secuencia maravillosa en la que la protagonista sube una escalera de caracol infinita podría asemejarse a algo de Amélie, pero creo que sobre todo por los efectos de CGI, con lo que no sería una locura relacionar esas bellas imágenes con, por ejemplo, La invención de Hugo o mil pelis más así. Eso es lo de menos. Es más patente una herencia con los Monty, o —estoy pensando— con algunas de las de Terry Gilliam, ideológicamente hablando, más que formal.
Esta cinta es un canto a la juventud perdida, pero también a la esperanza. Por eso es tragicómica, porque conviven en ella lo positivo y lo negativo de forma orgánica. Al mismo tiempo, es una brutal crítica contra el sistema; a nosotros como sociedad, como individuos, con nuestras faltas; pero, sobre todo, al sistema, como ente estructural y jerárquico.
Las estructuras de poder que rigen nuestras vidas: los padres, los médicos, las fuerzas coercitivas, la burocracia... (Ejem, Brazil..., ejem, 12 monos...).
A partir de aquí, al spoiler. Voy a desglosar un poco elementos que me parecieron definitorios. Léeme cuando la hayas visto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película comienza con una mujer a la que le diagnostican una enfermedad terminal. La forma del médico de dar la noticia ya es cómica solo por su falta de tacto. Esa forma de tratar de pronunciar el nombre de la paciente sin mucho esfuerzo ni atino ya da a entender lo poco que le importan las personas. Más adelante se presenta al coprotagonista. El jefe de este, con la misma actitud ante su nombre, recuerda al caso anterior. Parecen máquinas que olvidan que tratan con personas. Ambos protagonistas se van espantados de la consulta y del despacho con el mismo efecto de la cámara.
Ahí empieza la primera bofetada de la peli: alguien de arriba te desahucia clínicamente, te mata... o te echa de tu puesto de trabajo, algo que es casi igual que morirse para algunas personas. Te quitan algo que es tuyo, que te has esforzado en construir.
El motivo que articula la trama es la búsqueda del hijo de la protagonista, al que sus padres obligaron a dar en adopción cuando nació. Eso le creó un trauma. Los padres: otra figura de poder coercitivo. Otra cosa que te quitan.
Los persigue la policía. Estos son dibujados como seres despersonalizados: calvos, fuertes y brutos. El cerebro de los mismos realiza un retrato del protagonista (quien hiere a un compañero de trabajo al intentar suicidarse) y no acierta en nada. Por tanto, fuerza bruta sin inteligencia. No quieren escuchar su versión. Quieren atraparlo, quitarle la libertad.
El contrapunto de los polis es un personaje divertidísimo que tiene fobia a la policía porque lo dejaron ciego al confundirlo con un manifestante mientras hacía su trabajo. Aparentemente es un anciano serio, bien vestido... Pero por dentro alberga a un ácrata contestatario con miedo y rencor por quienes le destrozaron la vida (pasa sus días a oscuras en los archivos de un sótano, en soledad, tecleando un ordenador lentamente, un Sísifo burocrático).
Dupontel es un informático gris que trabaja sin descanso y que no duda en cruzar algunas líneas de lo moral o legal en su trabajo. Efira es una mujer desesperada, sin tiempo, a la que le dan igual las líneas, y que se va a morir por culpa de los sprays de su peluquería. Los tres tienen una relación muy insana con sus trabajos.
Efira tuvo a su hijo con 15 años con un joker de 20. Ella dice que ella aparentaba 20 y el joker, 15. Al rememorarlo suena una canción de Mano Negra, el grupo de ska de Manu Chao (otro símbolo de rebeldía y juventud, de libertad y cambio). Ella dice que al joker lo metieron preso y que, en el último momento, mandó a la mierda al juez y se escapó o algo así. Lo recuerda con cariño por rebelarse. La pobre, en cambio, ha pasado toda su vida intentando buscar a su hijo, sin conseguirlo, por culpa de la burocracia.
El médico del asilo que los ayuda tiene Alzhéimer. En un momento dado recuerda a su mujer y visita su casa. Esta le enseña fotos. Su mujer le enseña su pasado común. Lo que el tiempo y la vejez les ha quitado. Pero aún se quieren. Se abrazan. Hay esperanza.
Dupontel y Efira podrían quererse también, pero ya es demasiado tarde para ellos. Por su culpa o por culpa de los ejes de poder que gobiernan sus vidas se les ha pasado la vida sin hacer lo que querían. Ella se está muriendo y él no quiere vivir. Y los persiguen. Pero aún pueden rascar algo de amor y trascender a partir de sus hijos, o esa copia clónica de ellos mismos más jóvenes, a los que ayudan a enamorarse y que no cometan sus mismos errores. (¡Hay esperanza!).
Al final, todos esperamos que sea más Beautiful Joe (2000) y menos Queen & Slim (2019), pero ahí está la tragedia de la comedia negra. Ahí está el mensaje de la peli. El mundo puede llegar a ser un lugar horrible y, encima, dura poco. Es como las comidas de avión. Pero «amor vincit omnia», así que «carpe diem», que el «tempus fugit», chaval, y esto se acaba.
Esto se acaba.
Ahí empieza la primera bofetada de la peli: alguien de arriba te desahucia clínicamente, te mata... o te echa de tu puesto de trabajo, algo que es casi igual que morirse para algunas personas. Te quitan algo que es tuyo, que te has esforzado en construir.
El motivo que articula la trama es la búsqueda del hijo de la protagonista, al que sus padres obligaron a dar en adopción cuando nació. Eso le creó un trauma. Los padres: otra figura de poder coercitivo. Otra cosa que te quitan.
Los persigue la policía. Estos son dibujados como seres despersonalizados: calvos, fuertes y brutos. El cerebro de los mismos realiza un retrato del protagonista (quien hiere a un compañero de trabajo al intentar suicidarse) y no acierta en nada. Por tanto, fuerza bruta sin inteligencia. No quieren escuchar su versión. Quieren atraparlo, quitarle la libertad.
El contrapunto de los polis es un personaje divertidísimo que tiene fobia a la policía porque lo dejaron ciego al confundirlo con un manifestante mientras hacía su trabajo. Aparentemente es un anciano serio, bien vestido... Pero por dentro alberga a un ácrata contestatario con miedo y rencor por quienes le destrozaron la vida (pasa sus días a oscuras en los archivos de un sótano, en soledad, tecleando un ordenador lentamente, un Sísifo burocrático).
Dupontel es un informático gris que trabaja sin descanso y que no duda en cruzar algunas líneas de lo moral o legal en su trabajo. Efira es una mujer desesperada, sin tiempo, a la que le dan igual las líneas, y que se va a morir por culpa de los sprays de su peluquería. Los tres tienen una relación muy insana con sus trabajos.
Efira tuvo a su hijo con 15 años con un joker de 20. Ella dice que ella aparentaba 20 y el joker, 15. Al rememorarlo suena una canción de Mano Negra, el grupo de ska de Manu Chao (otro símbolo de rebeldía y juventud, de libertad y cambio). Ella dice que al joker lo metieron preso y que, en el último momento, mandó a la mierda al juez y se escapó o algo así. Lo recuerda con cariño por rebelarse. La pobre, en cambio, ha pasado toda su vida intentando buscar a su hijo, sin conseguirlo, por culpa de la burocracia.
El médico del asilo que los ayuda tiene Alzhéimer. En un momento dado recuerda a su mujer y visita su casa. Esta le enseña fotos. Su mujer le enseña su pasado común. Lo que el tiempo y la vejez les ha quitado. Pero aún se quieren. Se abrazan. Hay esperanza.
Dupontel y Efira podrían quererse también, pero ya es demasiado tarde para ellos. Por su culpa o por culpa de los ejes de poder que gobiernan sus vidas se les ha pasado la vida sin hacer lo que querían. Ella se está muriendo y él no quiere vivir. Y los persiguen. Pero aún pueden rascar algo de amor y trascender a partir de sus hijos, o esa copia clónica de ellos mismos más jóvenes, a los que ayudan a enamorarse y que no cometan sus mismos errores. (¡Hay esperanza!).
Al final, todos esperamos que sea más Beautiful Joe (2000) y menos Queen & Slim (2019), pero ahí está la tragedia de la comedia negra. Ahí está el mensaje de la peli. El mundo puede llegar a ser un lugar horrible y, encima, dura poco. Es como las comidas de avión. Pero «amor vincit omnia», así que «carpe diem», que el «tempus fugit», chaval, y esto se acaba.
Esto se acaba.