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Argentina Argentina · Mar del Plata
Voto de Danyas:
10
Bélico. Acción. Comedia Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la Francia ocupada por los alemanes, Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent) presencia la ejecución de su familia por orden del coronel Hans Landa (Christoph Waltz). Después de huir a París, adopta una nueva identidad como propietaria de un cine. En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) adiestra a un grupo de soldados judíos ("The Basterds") para atacar objetivos concretos. Los ... [+]
17 de septiembre de 2009
50 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay cineasta en el mundo capaz de ofrecer el menú de Quentin Tarantino.
En “Malditos Bastardos” filmó teniendo una docena de películas en la cabeza, desde “Aquel Maldito Tren Blindado”hasta “Doce del Patíbulo” y todos los western spaghetti. E hizo algo más, impensado para la mayoría: desdeñó los libros de historia. El resultado final hace que “Operación Valquiria”, con Tom Cruise, parezca una agotada lección escolar, recitada de memoria.
“Malditos Bastardos” está dividida en capítulos, como Kill Bill. El primero sirve como presentación de dos de los personajes principales: Shoshanna, una sobreviviente judía escondida en la casa de un granjero francés, y del Coronel Landa, apodado “El Cazador de Judíos”. Landa habla tranquila y afablemente con el granjero, fuma su pipa, traza una analogía muy tarantinesca acerca de ardillas y ratones y se jacta del mote que le endilgaron. Sí, tiene un olfato muy especial para detectar judíos y no abomina de él.
El Coronel Landa está interpretado por Christopher Waltz y probablemente no haya villano más aclamado desde que Anthony Hopkins se puso la piel y la máscara de Hannibal Lecter. Landa es un nazi, Tarantino nunca hace que perdamos de vista eso, pero uno amable, letrado, (domina cinco idiomas) y encantador. Habla con el granjero como si fuera el interlocutor más fascinante, lo trata como a un anfitrión, le pide permiso para encender su pipa. Pero sus ojos no sonríen nunca. Shoshanna es la única sobreviviente de la represalia y no la encontraremos hasta cuatro años más tarde.
Al mismo tiempo nos presenta a los Bastardos encabezados por el teniente Aldo Raines, (Brad Pitt, nunca mejor que aquí) que recluta a ocho judíos para machacar cabezas y coleccionar cueros cabelludos alemanes. “Quiero que cada uno de ustedes me de cien cabelleras nazis”, les dice en el reclutamiento. Los Bastardos se convierten en una fuerza de elite temida en todo el sur de Francia. Son “el cuento del coco” de los nazis, una leyenda tan oscura y terrorífica como el Golem.
Tarantino domina como nadie el “preludio de la violencia”. De hecho, toda la peli es un ejemplo de virtuosismo, de diálogo aceitado hasta que funcione como un mecanismo de relojería. No es extraño que el guión le haya demorado tanto tiempo. En Kill Bill, Tarantino se solazaba con la violencia coreográfica y gore, enhebrando ballets sangrientos como si fueran perlas en un collar. Aquí, vuelve al estilo de Reservoir Dogs y Pulp Fiction, dosificando la violencia, manteniéndola con rienda corta. Tarantino tensa la cuerda de la tensión hasta el borde. Algo va a suceder, pero no sabemos cuando.
Malditos Bastardos es una obra capital del cine de género bélico. Es una historieta, un homenaje a los viejos seriales de guerra tipo “Combate” y tan entretenida que nos hace aullar en el asiento. “No has visto la guerra, hasta que la veas con los ojos de Tarantino”, dice el slogan.
Permítanme que firme al pie.
Danyas
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