Alice (Natalie Dyer) es una adolescente ejemplar: educada en la moral católica, siempre ha respetado el mandato divino. Sin embargo, el despertar sexual propicia un desencuentro entre los valores que le han inculcado y sus deseos más profundos.

Ambientado en la década de los noventa, 'Yes, God, Yes' emplea la irrupción de Internet en los hogares para introducir la sexualidad de la protagonista. A través de un inocente juego en el chat de AOL, Alice contacta con un desconocido, que le descubre una tentación difícil de ignorar.

Como si se tratase de la manzana del Génesis, el placer sexual resulta tan atractivo como peligroso. Educada en la moral católica, Alice cuestiona sus deseos, excluidos del plan divino, y trata de negar su propia naturaleza.

Ante un discurso que censura toda práctica sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer, la masturbación y el cibersexo son considerados pecado. Por tanto, Alice siente que ha actuado en contra de Dios.

Sin embargo, en la lucha entre la naturaleza y la moral impuesta, la victoria está clara. Los detalles de los cuerpos y las fantasías individuales encuentran su aprobación en el mensaje contradictorio que Alice descubre estar recibiendo.

Karen Maine construye un relato sencillo con un trasfondo complejo: el daño que la moral, independientemente de la religión en que se inscriba, es capaz de infligir sobre las personas y su naturaleza. 'Yes, God, Yes' reflexiona sobre el poder del adoctrinamiento y sus consecuencias en las vidas individuales.

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