Con la idea de recuperar el terreno perdido con las entregas segunda y tercera se volvió a recurrir al elenco inicial para hacer una mejor película y atraer a más público. Se consiguió un mejor resultado en cuanto a las dos anteriores, pero no se hizo una buena película.

El principio comienza como siempre, con la banda de Toretto asaltando un camión. Huelga decir que la forma en que nuestro musculoso coleguita sale airoso de ese atolladero es una fantasmada alucinante, hecho que nos avisa de lo que nos van a deparar las siguientes dos entregas. Se acerca un poco más a lo que fue la primera película, pero se queda un poco corta. Michelle Rodriguez aparece escasos minutos, lo que hace que el eslogan de que son las mismas piezas sea algo engañoso, y la forma que tienen de quitársela de encima es precipitada y muy mal llevada. A esto se le une la coincidencia de que el personaje se llama igual que nuestra Princesa de Asturias y el malo de turno Braga, lo que seguro que hace que la mofa y el escarnio estén a la orden del día.

Como de costumbre, de las actuaciones es tontería hablar puesto que es más de lo mismo: un Vin Diesel que hace de macho alfa de la manada y al que todo el mundo debe respetar porque está tocho y un Paul Walker que hace lo que puede; que en el reparto también aparezcan Tego Calderon y Don Omar dice mucho del bollo que tenemos en el horno. El guión es pobre y lo más rescatable son las canciones que aparecen a lo largo del metraje.

La conclusión es que "A todo gas 4" logró acercarse un poco a la esencia que tantos adeptos consiguió atraer la primera película allá por el año 2001 pero deja una sensación de ser una medida desesperada para no terminar de sucumbir que se queda a medio camino.