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España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
4
Comedia Carl Casper (Jon Favreau), un chef que pierde su trabajo por negarse a aceptar las exigencias del propietario (Dustin Hoffman), emprende un proyecto de venta de comida en un camión junto a su exmujer (Sofia Vergara) y su mejor amigo (John Leguizamo). Al mismo tiempo, también intentará unir de nuevo a su familia. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2019
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Volver a los orígenes para calibrar la mirada y recuperar aquel enfoque que en el comienzo nos señaló el camino a seguir. Una premisa que en la última película de Jon Favreau sirve como analogía para explicar su retorno al cine independiente. Después de dirigir superproducciones como las dos primeras entregas de 'Iron Man' o 'Cowboys & Aliens', el realizador norteamericano se desprende de los efectos especiales para crear un filme de bajo coste con el que recobrar la esencia perdida. Aunque no lo consigue y a pesar de que '#Chef' constituya una apuesta amable para el cine familiar y veraniego, la pesada carga de ser terriblemente insulsa lastra demasiado sus aspiraciones.
El protagonista es un chef de alta cocina que, tras años encumbrado por las reseñas, cae en la rutina de un menú que le coarta sus ansias innovadoras. Después de recibir una crítica incendiaria, rompe con todo y regresa al lugar donde comenzó su carrera: un camión de venta ambulante de bocadillos cubanos. El cambio en su vida le hará replantearse la relación con su hijo y tratar de recuperar con su exmujer la unidad familiar. Y todo enmarcado en un contexto de redes sociales que potencia la repercusión de las acciones individuales.
Favreau dirige, escribe, produce, protagoniza y aparece en un 130% de los planos de un largometraje con alma de comedia que aborda la conexión paternofilial en ese momento en el que la vida sacude tus prioridades. Nada nuevo en un guion vacío y superficial, con diálogos insustanciales unidos por fogonazos de humor que solo hacen vislumbrar sonrisas. En la dirección, salvo algunos instantes inspirados, lo ya establecido es la norma, como si no hubiera vida más allá del plano-contraplano. Incluso el recurso de añadir en la pantalla los mensajes de Twitter ya no destaca ni supone la tan ansiada novedad que reclama el personaje principal de la película y que tanto bien hubiera hecho al proyecto, máxime al no estar anclado por los estándares de una superproducción. El montaje a base de secuencias de platos de aspecto delicioso aderezados con canciones latinas se convierte en el desahogo argumental con el que lograr un ritmo que el guion es incapaz de alcanzar. No obstante, la última media hora reconvierte al filme en una 'road movie' con mucho más encanto y atractivo. Pero aquella esencia perdida no se llega a recuperar.
La interpretación de Favreau también presenta dos momentos diferenciados, ya que solo destaca y llena la pantalla una vez que comienza el viaje por el sur de EE UU. Antes, su falta de pasión y un rostro plano dan al traste con cualquier secuencia. A juzgar por sus gestos, tener un hijo con Sofía Vergara, acabar de recibir una bronca de Dustin Hoffman o estar a punto de besar a Scarlett Johansson producen la misma emoción que ponerse a contar lentejas. Hasta su ebullición al enfrentarse al crítico parece postiza. Pero todo se encauza al llegar la historia al camión de bocadillos. Las sensaciones se transmiten mejor y el trabajo de John Leguizamo y el niño Emjay Anthony ayudan a realzar el resultado final.
La reflexión acerca de la importancia de las redes sociales en nuestra vida o la trama planteada en la relación del protagonista con su hijo no perdurarán en la memoria más allá de pasados unos minutos, pero el objetivo de diversión familiar para una tarde a 30° puede considerarse conseguido.

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
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