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Voto de cineoptero:
10
Western Nuevo México, 1953. Jack Burns, un vaquero amante de la libertad y de los horizontes abiertos, llega cabalgando al pueblo de Duke City. Su intención es liberar a su amigo Paul Bondi antes de que lo trasladen a una prisión estatal. Bondi, que ha sido condenado a dos años de cárcel por acoger en su casa a algunos mexicanos que han cruzado ilegalmente la frontera, es un escritor que dejó su vida aventurera para casarse. Jack visita a la ... [+]
21 de julio de 2009
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconocida obra maestra del western, que a diferencia de otros clásicos se mantiene increíblemente actual. Lonely are the Brave es un nostálgico retrato sobre el final de un estilo de vida, un bello canto a la libertad y un inteligente análisis sobre la deshumanización de la sociedad moderna, cargada de desencanto. Para conseguir el extraordinario resultado final el film se sustenta en cinco pilares inquebrantables: Miller (director), Trumbo (guionista), Douglas (actor), Goldsmith (músico) y Lathrop (fotógrafo). Posiblemente la mayor sorpresa me la he llevado con el trabajo de dirección, de una sensibilidad y talento para la puesta en escena realmente asombroso, insistiendo en el constante contraste entre la sociedad moderna, el progreso, con el tradicional y ya obsoleto mundo al que se aferra Jack Burns. Un trabajo realmente brillante que aporta emoción, acota perfectamente los temas principales y que alcanza en la parte final momentos ciertamente trepidantes. Simplemente ejemplar. En cuanto al guión, Trumbo roza lo insuperable en un libreto perfectamente estructurado, con ideas muy claras y con unas líneas de diálogos geniales en su primera parte, como la magistral escena de la cocina, que va dejando mayor protagonismo a la labor del director, en el que la parte visual gana terreno a los diálogos (por escasos), apoyada en un soberbio trabajo de fotografía en blanco y negro. Kirk Douglas simplemente se sale. Una de las mejores interpretaciones del actor, personalmente mi favorita, en un recital interpretativo que nos mete de lleno en el personaje. Estremecedora su mirada final. Y por último un genio en sus inicios, un Jerry Goldsmith que abordaba su primer film importante y creó un trabajo grandioso, centrado casi exclusivamente en el mundo de Burns, tremendamente nostálgico, psicológico y poético, que imprime una desoladora sensación de soledad, pero que también se muestra brillante en su acercamiento tradicional al western y los geniales temas de acción. Con esta conjunción de talentos, en perfecta sintonía entre ellos, no podía salir menos que un clásico a defender. Impresionante.
cineoptero
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