Christopher Smith el director de películas sobradamente conocidas como Creep o Severance, en España con el título de Desmebradados nos sorprendió en 2009 con Triangle, un thriller fantástico con matices de terror y que tal vez es de las menos conocidas de su filmografía.
En esta historia se hace cargo también del guion y es una película de las que recomiendo encarecidamente que no se conozca mucho de su contenido para disfrutarla plenamente.
A ratos necesariamente nos recordará en ciertos puntos a Donnie Darko , pero sin ahondar en la odisea onírica que nos planteaba la cinta de Richard Kelly.
Jess es una chica joven divorciada que vive con su hijo autista. Una mañana soleada sale con un grupo de amigos a dar un paseo en yate.
Ya en alta mar reciben una extraña llamada de socorro por la radio y se ven sorprendidos por una fuerte tormenta.
Después de la calma que precede a la tormenta avistan un transatlántico de los años treinta y observan que alguien les saluda desde cubierta. Ya una vez en el barco comprobarán que se haya vacío pero algo en el ambiente les preocupa y sienten que son observados. A Jess le embarga una constante sensación de deja vú como de ya haber estado allí. Además poco a poco irán siendo cazados uno a uno.
Por la situación donde encuentran el transatlántico nos hace pensar que están ubicados en el enigmático Triángulo de las Bermudas famoso por la infinidad de desapariciones de barcos y aviones.
Nada está elegido al azar en la película, claro ejemplo es Aeolus el nombre del transatlántico que proviene del dios griego Eolo, dios del viento. Según la mitología Sísifo era el hijo de Eolo al que Zeus castigó para la eternidad a empujar una piedra cuesta arriba y cuesta abajo.
Todo queda representado de alguna forma por Christoper Smith a su gusto y bajo su prisma personal.
Gran interpretación de la actriz Melissa George sobre la que se carga todo el peso de la película y con la que llegaremos a empatizar de una forma emocional debido al drama que vive.
Una película llena de intriga que nos tendrá en todo momento cavilando con cada cosa que ocurre y que al final todas las piezas encajarán perfectamente como si de un gran puzzle se tratase.