El reparto que compone la cinta era bastante fácil que fuese desaprovechado por alguno de los personajes pero sorprendentemente el guión ha sabido sostener cada personaje perfectamente enlazando cada uno de los familiares para que la historia tenga sentido y coja el interés debido.
Tras sus dos nominaciones a los oscar a dos actrices que considerándolas buenas pero no deslumbrantes como la mayoría del público las ponen, me han sorprendido las dos actuaciones destacando a una pasada de vueltas Meryl Streep quien pone firme a toda la familia y acaba como debe acabar teniendo en cuenta su personalidad, ruda, borde y sincera, adicta a las drogas. La doña perfecta que todo lo sabe, la más sabia y la intolerante que quiere que todas las cosas salgan como ella quiere. El resto del reparto está soberbio incluyendo a Julia Roberts quien vuelve a ser lo que era, esa bella y revolucionaria actriz que me asombró en Erin Brockovich. Aunque mi favorito de la cinta y no lo esperaba para nada es Chris Cooper que tiene uno de los momentos más asombrosos y sorprendentes de la cinta con diálogos bastante ingeniosos.
Si bien la cinta está bien cuidada a medida que avanza, no termina de empezar de la forma más interesante sobrándole minutos a una sobrecargada duración que se nota al comienzo ya que hasta que no llega la reunión familiar en esa desternillante comida donde todo lo que pasa es hilarante, ahí se empieza a notar el tono que quiere tomar la película donde las risas empiezan a florecer al igual que los dialogos y las interpretaciones.
Podría haberse aprovechado mejor esos primeros 45 minutos donde sin llegar a aburrir no mantienen mucho el interés ni el humor y ni siquiera el pulso emocional ni dramático. Pasa porque tiene que pasar y aparentemente es necesario que pasen tantos minutos hasta que la cinta coge forma pero se disfruta y eso se agradece dejando un correcto desenlace. Buena pero mejorable.