A mí no me gustó nada y sentí haber perdido el tiempo en forma imperdonable.

La idea de presentar la dificultad para las relaciones interpersonales modernas que abjuran por completo del cara a cara, de la charla con un café de por medio, de la comunicación directa a la distancia a través de un teléfono en favor del uso de las redes sociales que se manejan con un "me gusta" o "no me gusta", y de, incluso, tener ya no un romance, sino incluso sexo cibernético llegando a la masturbación a distancia es en principio muy —pero muy— interesante para desarrollar. El problema es que se eligió el cine para transmitir un romance "no corpóreo", y entonces todo se reduce a un radioteatro en el que un personaje mantiene largos monólogos de frente a la cámara con una contraparte que es una voz en off. Es honesto consignar que hay un par de chistes muy graciosos (a] el protagonista fue corneado 641 veces por el Sistema Operativo; b] cuando se cree abandonado por el objeto de su amor todo se debe a un "cuelgue" por reprogramación del software), pero sinceramente en mi modesta opinión no da como para llenar más de 2 horas de duración, con un cortometraje de 25 minutos tal vez hubiera sido más soportable.