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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
1
Acción. Ciencia ficción. Fantástico. Drama Una mujer francotiradora en licencia militar se encuentra con una invasión alienígena hostil y debe salvar innumerables vidas.
20 de marzo de 2023
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Tan alto es el talento empleado para suplir la falta de recursos, que un triste mortal como el que redacta este despropósito como reseña, no ha podido desentrañar el verdadero argumento de esta extraña obra. Uno se ve tentado a la temeraria recomendación de esta película, ante la duda de que la misma sea en verdad una obra notable. Por otra parte, en caso de que el filme sea en realidad una porquería, darle un elogio, un mimo, un aliento a que sea visto por mucha gente puede interpretarse como un acto de condescendencia y de absurda generosidad para con los responsables. Porque, aunque sea obvio señalarlo, aquí hay responsables que no son precisamente el reseñador de la crítica, y bueno es amplificarlo: el Sr. Joseph Mbah fue el guionista y director de esta Alien Sniperess, además de productor ejecutivo. Releído el enunciado anterior, más parece una condena que un halago. Pero en fin, el libreto es lo suficientemente enrevesado como para dar tanto una felicitación como un desprecio absoluto por la obra. En el rubro responsabilidad también habría que incluir a quien esto escribe por haber invertido su tiempo en comentar eventual obra de arte.

Veamos las dificultades de comprensión. El argumento plantea una invasión alienígena que se hará a través de un virus que ha llegado a la Tierra en sucesivas lluvias de meteoritos, y que entrando por la epidermis de los brazos a través del torrente sanguíneo se aloja en la amígdala pre-frontal del cerebro, y provoca un cambio de comportamiento que hace que todos los humanos se maten entre sí. He aquí la primera dificultad de comprensión. Si se va a aniquilar a la raza humana por su propia agresividad ¿cuál es el propósito de la invasión? No habrán seres a quienes someter y esclavizar. Pero, además, el virus adopta la forma de una pequeña babosa de color oscuro que es altamente vulnerable a las emisiones de los teléfonos móviles. Por lo que, conocida esta característica no bien se inicia la película, ya está servida en bandeja el diseño de un arma de defensa.

Nunca se ve un solo extraterrestre, ni nave espacial ni armas sofisticadas, seguramente los 200 Euros invertidos en la producción de esta obra condicionó la ausencia de estos elementos. Pero uno invirtió la expectativa de ver ciencia ficción con el visionado de la película, pero claro el espectador está forzado a un enorme esfuerzo de imaginación que pueda sobrellevar la ausencia de decorados, de utilería, de maquillaje y eso deviene en que la obra estará bien alojada en la imaginación del público, de la misma forma que las babositas colonizan el cerebro de los personajes.

Hay como no podía ser de otra manera, una especie de científico loco que ha estudiado a las babosas del espacio y que diseña un plan de exterminio con una señal telefónica que será transmitida a todos los celulares del planeta en forma simultánea a una hora específica. Y acá viene otro elemento que hace más incomprensible la historia. Sin decir agua va ni agua viene, la solución es poner 3 granadas en sendas latas de gasolina y que serán estalladas con disparos efectuados por la francotiradora, personaje principal de todo este asunto. La historia de los celulares se deja de mencionar en forma abrupta y sin explicación.

A pesar de la oscuridad argumental puede destacarse la belleza del fusil de asalto usado por la francotiradora. El arma está camuflada con ramitas y pequeñas flores silvestres que, seguramente, son producto de la dirección de arte de un maestro de origami japonés. Cabe señalar que en los créditos no se deja constancia de este artista, por lo que no sería de extrañar de que tal artesano no tuvo participación alguna.

En fin, muchos disparos y tiroteos (en general no se sabe muy bien quiénes son los buenos y los malos, aunque esto francamente importa poco) en medio de diálogos sencillos pero incomprensibles. Drama de la finitud de la vida y de la eternidad mortal, de la conciencia cósmica y del Superyo terrenal. En pocas palabras, Sigmund Freud cabalgando en los misterios de multiversos que enviaron meteoros con colonias de babosas para exterminar a la humanidad. Seguramente hay significados soterrados y enterrados en la línea argumental, a tal extremo de que no son para nada apreciables.

A modo de epílogo: pensar que hay personas que creen que es imposible sacarle lustre a las rocas.
Atilio
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