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Voto de marcospeliculas:
3
Drama Después de vivir en el exilio, Juan, un niño de doce años, regresa con su familia a Argentina, donde todavía gobierna la Junta militar que les obligó a huir por ser montoneros. Aunque Juan es testigo de la actitud combativa de sus padres, intenta llevar una vida normal, en la que el colegio, las fiestas, las acampadas, las bromas y las risas con mamá también tienen su lugar. El principal apoyo del niño es su querido tío Beto (Ernesto ... [+]
13 de febrero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es legítimo que un director quiera contar su vida de hijo de una guerrillera desaparecida y transmitir sus vivencias de niño. Es legítimo y hasta puede ser interesante. Pero no necesariamente puedo estar de acuerdo con la valoración que él hace de ese mundo que vivió.
La película a mi modo de ver está bien filmada, bien contada y en general, bien actuada. No pierde la tensión a lo largo de su casi dos horas.
Pero lo que no convence es que, bajo una aparente dicotomía de exponer o no a niños a una vida de guerrilleros clandestinos, dicotomía que se observa claramente en la discusión con la abuela, la película en ese momento definitivamente da a entender lo que viene mostrando: una declarada muestra a favor de ese tipo de vida guerrillera, una clara simpatía de la actividad de Montoneros en el país. En fin, una mirada 'militante' y política de aquellos años.
La película es, en el fondo, una atractiva justificación de la lucha armada, bastante maniquea y simplista por cierto, donde los guerrilleros (gente dura e impiadosa con propios y extraños) son patriotas comprometidos, honestos, sensibles, casi tipos comunes, dulces, simpáticos, familieros... que solo se diferencian de los demás en que se juegan el pellejo por causas nobles, no como los otros que tienen miedo (la abuela) o no se comprometen (los personajes de alrededor, vecinos, maestras) que siguen sus tibias vidas, sin ver al enemigo opresor y malo (los militares, los torturadores, las fuerzas de la ley). Todo visto con ojos de niño. Y esto se confirma en que los dilemas del niño de hacer su vida normal o clandestina están esbozados, pero claramente el niño toma partido por sus padres. Hay alguna rebeldía, pero finalmente, a su edad, toma partido. Es un pequeño guerrillero. La enseñanza de la violencia y esos ideales que han sido trasmitidos por el ejemplo y con la prédica, han germinado. Es quizás lo que el director quiere expresar de su vida y lo que quiere trasmitir. Hoy no lo hará con un fusil, pero justifica todo lo hecho. La guerrilla montonera merece sus monumentos en las plazas del país.
Y la película está filmada en 2012, donde el proyecto político de ese momento en el país es de clara reivindicación a esa lucha armada guerrillera, una evocación romántica heroica a aquellos varones y mujeres que empuñaron las armas. Lo que se llamó 'militancia'. Defender al gobierno desde cualquier medio (político, periodístico, educativo, era una tarea patriótica, era ser 'militante'. Y hubo miradas históricas 'militantes' Y cine 'militante'. Todo coincide: el discurso político del gobierno del momento (en los créditos hay amplios apoyos económicos de entidades gubernamentales y asociaciones de Derechos Humanos que reivindican sin autocríticas la lucha armada) y la visión del director de su propia vida, absolutamente respetable, pero con la cual uno puede no estar de acuerdo, ¿no?
La bajada de línea es evidente. Y hay algo más: la pareja de los padres, sus rostros, sus aspectos trae en un flashback las imágenes de la pareja presidencial cuando eran jóvenes, que en su relato político insistieron en demostrar que fueron de la juventud que tomó las armas 'para cambiar el mundo', argumento criticado desde muchos lados de la sociedad argentina, tanto de derecha, centro e izquierda.
En conclusión, creo la película es una trampa: en lo superficial pareciera querer debatir lo que ve un niño en una situación compleja de los padres, y muchos espectadores quedaron en ese aspecto (curiosamente, con una mirada poco complaciente a los padres), pero en realidad es una muestra edulcorada de una vida de violencia e ilegitimidad que tuvo su responsabilidad en el drama sangriento argentino de los 70 y 80, coincidente con el gobierno de ese momento. Porque si en lugar de combatientes políticos los padres hubieran sido simples secuestradores o narcotraficantes, ¿la película se plantearía de la misma manera, romántica y simpática?
Con ojos más distantes y menos comprometidos, el debate hubiera sido interesante. La 'militancia' lo esterilizó.
marcospeliculas
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