Un niño autista se trae desde el Cañón del Colorado unas reliquias indias que dan vida a un demonio. Para sorpresa y desesperación de sus padres. Convincente en el papel Radha Mitchell, que se esfuerza, pero no está acompañada por Kevin Bacon, que, como lleva años haciendo, se limita a deambular sin alma por la película. Una carrera como actor en franco declive y que guarda demasiados paralelismos con la del señor Cage.
Yo, a la película, la dividiría en dos partes: una primera hora donde juega al thriller psicológico, a medida que el niño empieza a comportarse de forma extraña, y su madre empieza a creer en espíritus, Esta parte es algo mejor que la media hora final, donde toma el testigo el terror más usual: figuras en las paredes, puertas que se cierra o se abren. tv que se enciende, exorcismos etc... por desgracia, esa media hora genera más bostezos que sustos.
Tampoco entiendo el papel que representa la hermana, ni a cuento de qué viene que sea anoréxica, pues ni la chica, ni su enfermedad tienen importancia en la película.

En resumen, a la película le falta ritmo, y le sobran Kevin Bacon y tantos tópicos.