Paris. Finales de los 50. El argumento gira alrededor de Antoine, un joven adolescente con una enorme sed de independencia y con un personal concepto del mundo (en el cual mezcla ilusiones infantiles con deseos de progreso muy propios de un adulto). Los desequilibrios familiares y la rigidez escolar le conducirán a abandonar su hogar para ganarse la vida por si mismo, viéndose obligado a robar para alimentarse y subsistir. Pero pronto es detenido y encerrado en un centro de menores.

Máximo exponente de la "Nouvelle Vague", la película posee un elevado lirismo y hace gala de un importante contenido simbológico que la convierte en un ejercicio artístico e intelectual, cuanto menos interesante para cualquier espectador que indague en busca de algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados el cine convencional. Con diálogos y escenas muy directos en los que el director muestra lo que quiere contar sin adornos ni florituras. Claramente la película ataca contra algunos estamentos importantes de la sociedad como son la familia, la educacion o las instituciones judiciales, y lo hace mostrando una realidad severa, cruel e incluso exagerada.

Personalmente volveré a verla ya que aunque no me quepa duda del carácter de la cinta, la verdad es que me dejó un tanto frío, ya fuera por su simbología, por mi falta de docto o por la perspectiva que crearon en mi sus encumbradas apreciaciones.

Sin ninguna duda su aspecto mas criticable es el doblaje; malo, malo, malo.