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Voto de Quatermain80:
8
Drama Indagación acerca de los males que generaron el nazismo, a través de unos chavales en un internado. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Schlöndorff, esta película, adaptación de una célebre y estupenda novela de Robert Musil, constituye una profunda investigación acerca de las sociedades dominadas por el rigor, la hipocresía y la humillación del "diferente" o del "desviado".

Cabe decir, en primer lugar, que la adaptación cinematográfica es muy respetuosa con la novela de Musil, si bien evita introducirse en las complejas preocupaciones íntimas de Törless, limitándose a dibujarlas someramente; en cambio, la recreación del ambiente opresivo y viciado que reina en el internado austrohúngaro de principios del siglo XX es de gran fidelidad, y muy creíble. En realidad, dicho ambiente es una proyección, en miniatura, del que existe en la sociedad de la época, definida por una estricta e hipócrita moral acompañada por el rigor burgués y millitarista tan característico de la Centroeuropa del momento.

Así, más allá de constituir una premonición del nazismo, en mi opinión el filme sugiere que esa violencia latente, ese poder cimentado sobre la humillación del "otro" es una condición inherente a las sociedades humanas, conclusión enormemente pesimista. En efecto, al joven Törless le inquieta profundamente la facilidad y ligereza con que sus compañeros odian, humillan y condenan, pero al mismo tiempo observa con igual sorpresa la aceptación silenciosa de la humillación por parte de Basini. Los castigos sádicos y crueles que le imponen Reiting y Beineberg son además una manifestación de poder, pues es así, haciendo sufrir al "otro", como el verdadero poder se hace presente, y ése es precisamente el mecanismo en el que se basa la jerarquizada y kafkiana sociedad aquí descrita. El sometimiento del castigado llega a ser tan grande que asume su condición, acosado por la necesidad, también característica de la época, de mantener las apariencias, la respetabilidad (cualquier cosa, antes que ser tenido por ladrón). El único que se mantiene ajeno a esta lógica es Törless, y de ahí que a la postre su actitud sea la más sospechosa para los profesores; he aquí un joven que se niega a denunciar el delito y también a castigarlo, despreciando de paso las convenciones morales de la sociedad. En efecto, no cabe mayor subversión que ésa; cuando Törless abandona el internado, podemos afirmar, en suma, que ha completado su particular educación sentimental.

Por lo demás, destacar las magníficas interpretaciones del cuarteto protagonista, así como la indudable calidad del guión, con diálogos del propio Schlöndorff, que reproduce reflexiones de gran interés y no poco calado intelectual, fieles al espíritu y letra de la novela. Entre las secuencias más llamativas señalaría la de la hipnosis de Basini y la del castigo colectivo en el gimnasio, en las que la crueldad y la humillación inundan la pantalla y el ánimo del espectador.
Quatermain80
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