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Voto de Quatermain80:
7
Drama Segunda Guerra Mundial. Sentimental historia (con tintes autobiográficos) sobre la amistad entre un viejo antisemita y un niño judío en la Francia ocupada por los nazis. Un matrimonio judío, para poner a salvo a su hijo Claude, lo envía a vivir al campo con Pepe y Mémè, una pareja de ancianos católicos que acogen al niño sin saber que es judío. Pepe es un antisemita y anticomunista recalcitrante: está convencido de que los judíos y los ... [+]
14 de abril de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claude Berri, a quien debemos la producción de numerosas películas importantes del cine francés de las últimas décadas, así como la realización de algunos filmes notables, como "Germinal" o el maravilloso díptico que componen "Jean de Florette" y "Manon des Sources" ("El Manantial de las colinas" y "La venganza de Manon"), dirigía con este título su primer largometraje.

Su carácter autobiográfico, bien planteado desde una perspectiva de evocación poética ligada a la infancia, emparenta a la película con la anterior y excelente "Juegos Prohibidos", sin duda la mejor película de René Clément, junto con "A Pleno Sol". En este caso, la llegada del pequeño Claude a un entorno distinto no es accidental, sino buscada por sus padres en su afán por salvar a su hijo de un futuro de lo más incierto, dada su condición de judíos. Claude, que se nos presenta excesivamente mimado y un tanto rebelde, no es ni más ni menos que un niño al que le ha tocado una mala época para serlo; su llegada a un entorno extraño, como es la Francia de Vichy, no se verá exenta de problemas, pero el sincero cariño que establecerá con el viejo Pepe será su salvaguarda, más allá de todo lo que les separa.

Al tiempo que somos testigos de la historia personal y sentimental de Claude, la película realiza un atractivo y eficaz análisis de la sociedad rural de la Francia de Vichy, introduciéndolo en pequeñas dosis, siempre bien imbricadas con el argumento principal, de manera que no cansan, ni resultan discursivas. El tratamiento que se hace de la ideología reaccionaria de Pepe es muy acertado y realista, precisamente por la simpleza que lo caracteriza, y por encarnarlo un personaje sencillo y entrañable, desprovisto del habitual maniqueísmo con el que los colaboracionistas suelen ser retratados.

El marco rural en el que transcurre la mayor parte de la película presenta una evidente idealización en lo relativo al paisaje, las tareas agrícolas y las relaciones intrafamiliares, aunque no por ello se dejan de lado otros aspectos menos positivos, como la rudeza de algunos personajes y la habitual intolerancia de lo niños hacia el diferente (a Claude le pegaban en París por ser judío, y en el campo por ser parisino). La mirada evocadora y poética sobre un paisaje ligado a la infancia está muy conseguida, resultando siempre sincera y agradable, algo que volverá a lograr Berri con gran brillantez en las películas anteriormente mencionadas.

Correctamente realizada, con un guión que no es brillante pero que contagia la emoción de lo verdadero sin renunciar a cierto tono humorístico, deben destacarse las excelentes interpretaciones, siendo las más importantes las del veterano Michel Simon y el pequeño Alain Cohen. La música, de Delarue, tan sencilla y sentida como el resto de la película, resulta perfectamente adecuada, y en ningún momento se abusa de ella con fines melodramáticos, lo que es de agradecer.

Por todo ello, una película que merece el aprecio de todos aquellos que aún piensan que incluso en las peores circunstancias la humanidad se abre camino, y que el cariño y la amistad sinceros son su verdadera salvación, y su esperanza de futuro.
Quatermain80
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