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Voto de Quatermain80:
7
Drama. Aventuras Tras años recorriendo multitud de lugares, labrando su reputación como el más grande luchador del Japón, Takezo regresa a Kioto para enfrentarse al líder de la más prestigiosa escuela de samurais de la región. Como demostración de su valor, Takezo se dirige deliberadamente hacia una emboscada preparada por los seguidores de la escuela, mientras el joven y brillante luchador Sasaki Kojiro le observa, con el convencimiento de que puede ... [+]
26 de agosto de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda entrega de un trilogía hoy considerada clásica dentro del subgénero de samuráis, esta película, al igual que su predecesora, puede ser disfrutada por todo espectador que aprecie el mundo de la aventura y las historias de superación personal; por extensión, gustará a los amantes del western, género del que parten muchas películas de samuráis, las cuales a su vez influirán en westerns más modernos (la estética del spaghetti-western de Leone no se entiende sin ellas).

Y es que la historia del protagonista es la de un camino de perfección, pues desde su condición inicial -más bien vulgar y cobarde- observamos un paulatino progreso hacia la valentía (que se alcanza en este filme), y que previsiblemente le conducirá -a falta de ver la tercera parte- a alcanzar la nobleza de espíritu que se espera de un Samurái. Pero este camino virtuoso está lleno de problemas (pues de lo contrario no habría virtud alguna en seguirlo), ya sean las propias debilidades, la traición o las ambiciones de otros personajes equivalentes. Así, nuestro héroe se verá inevitablemente acosado por las trampas de sus adversarios (en este caso toda una escuela de samuráis), por el deseo amoroso que genera en las mujeres (no se le resiste ni una, pero él se resiste a casi todas), y por la sed de gloria de un más que previsible rival, que viene a ser una especie de alter ego del protagonista.

¿Y cómo nos cuenta todo esto el director? Hay que reconocer que con probada eficacia, y prestando mucha atención a las cuestiones estéticas. La puesta en escena cobra especial importancia, destacando los pausados duelos y batallas, que se convierten en cuidadas coreografías de movimientos, aunque más en potencia que en acto, evitándose así mostrar un exceso de violencia. La fotografía llama la atención por su rebuscado dramatismo cromático, que aunque en ocasiones resulta hermoso no siempre es adecuado ni consecuente, y que en opinión de algunos fracasa en las abundantes secuencias nocturnas, mientras que para otros resulta de un expresionismo pictórico bellísimo. A mi no me convence del todo este último argumento, que solo creo aplicable en contadas ocasiones de la película, si bien es cierto que no he podido verla en pantalla grande, y eso a veces cambia las cosas.

Por lo que atañe al guión, que considero correcto, cabe decir que algunos personajes y actitudes no están del todo bien explicados, al punto de que el argumento en sí resulta un tanto caprichoso si lo consideramos aisladamente, sin atender al contexto de camino de perfección antes mencionado. Los papeles femeninos, epecialmente, resultan de lo mas redundantes; todas las mujeres se enamoran perdidamente de Takezo, y como este no está por la labor, se dedican a llorar desconsoladamente por los rincones (encima cuando parece que Takezo se decide, la afortunada adopta una actitud inesperada que resulta un tanto forzada).

Pese a estos inconvenientes o insuficiencias la historia está bien llevada, y a falta de un poco más de suspense o incertidumbre, que serían de agradecer, la película es tan buena continuación de su predecesora como anticipo de su secuela, y eso es lo que se le debe exigir.
Quatermain80
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