En los primeros episodios se hace evidente que la elección de los actores principales se ha llevado a cabo debido al parecido con los personajes de la serie de animación, algo realmente loable. El problema es que la mayoría de estos no parecen actores profesionales, al fin y al cabo muchos de ellos son niños. No obstante hay que decir que sus interpretaciones mejoran notablemente episodio tras episodio, llegando a ser casi perfecta en los episodios finales de la primera temporada.

Los paisajes, decorados y efectos especiales son una verdadera gozada.

Debido al elevado coste de producción, Netflix necesita de una enorme audiencia para asumir el coste del resto de temporadas y así finalizar la serie. Ojalá en unos años esté la serie de acción en vivo completa en su catálogo, realmente merece la pena.