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España España · Ciudad Real
Voto de Hey_10:
9
Ciencia ficción. Aventuras. Acción Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada "Oasis". Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a ... [+]
22 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy probable que en su faceta de aventurero Steven Spielberg me haya regalado algunos de los mejores momentos que he pasado viendo una película. Y es que, a pesar de que pienso firmemente que su mejor película es y será siempre La Lista de Schindler, mi preferencia y predilección siempre cae del lado de Parque Jurásico, su otro estreno de ese maravilloso año 1993, porque es la cinta que ha marcado mi infancia y seguramente mi forma de disfrutar del cine.

En la actualidad se tiende a pensar que está época icónica, inspiradora y única de Spielberg, la de Indiana Jones, E.T o Encuentros en la Tercera Fase, ha pasado a mejor vida y se ve ya desde el espejo retrovisor, como si fuera cosa del pasado. Pero no, Spielberg sigue ahí, vaya que si sigue.

Bueno, la verdad es que no creo que se haya ido a ninguna parte nunca. En los 2000 fue ofreciendo cintas incomparables y siempre superiores a sus competidores en el género, como es el caso de Minority Report, Inteligencia Artificial o incluso La Guerra de los Mundos. Y ahora, en 2018, tras unos años más centrado en proyectos dramáticos de alto calibre y tan solo unos meses después de deleitarnos con Los Archivos del Pentágono, vuelve para recordarnos que sigue siendo un referente a la hora de crear cine para el gran público, y para demostrar que con 71 años es capaz de hacer una película sobre las nuevas generaciones mejor que cualquier director millenial que se proponga intentarlo. Su cine sigue siendo universal e imperecedero y Ready Player One es una de sus muestras más brillantes.

Cómo ya sabemos, su última película está basada en la reconocida novela del mismo nombre escrita por Ernest Cline (también guionista) y nos cuenta la historia de Wade Watts, un chaval que vive en la ciudad de Columbus en el año 2045 pero que pasa la mayor parte de su tiempo en ‘Oasis’, un mundo virtual creado por el excéntrico James Halliday, que tras su fallecimiento ofrece toda su fortuna y el control de su universo al jugador que encuentre un easter egg escondido en su creación.

Se presumía, tras un primer tráiler cargado de referencias de películas y videojuegos icónicos, que Ready Player One iba a ser una obra que viviese en el pasado, llevando a su máxima expresión la tendencia actual de explotar la nostalgia. Pero nada más lejos de la realidad, porque no hablamos de una película que se sostenga en sus referencias, aunque sean un complemento clave o incluso un contexto, como demuestra la escena magistral de la segunda llave, sino de una que construye un relato de manera totalmente genuina y, de hecho, que muestra capacidad para construir su propio simbolismo, sosteniéndose en personajes identificables, pero carismáticos y sobre todo en una narrativa perfectamente vinculada a las nuevas generaciones.

Quiero decir con esto que la disfrutará de igual manera tanto un friki nacido en los 80 o los 90 como el aquí presente, como un chaval de 12 o 13 años; el primero porque sonreirá en cada escena descubriendo sus detalles, el segundo porque acabará de ver una película con un lenguaje que le identifica y que representa su nuevo tipo de aventuras.

Para mí, uno de los grandes valores de la película y el que la eleva más allá de una buena cinta de aventuras, es su capacidad para unir a estas dos generaciones de forma natural, haciendo que ambas se vean reflejadas la una en la otra. Las diferentes pruebas que protagonizan la cinta son un vehículo perfecto en este sentido, ofreciendo unas ‘prestaciones’ de videojuego de última generación y un alma de décadas pasadas.

Además, Ready Player One es valiosa en su mensaje, sobre todo para los más jóvenes, ya que es consciente de que aunque su género sea la ciencia-ficción y lo que relate sea un futuro distópico, también hace una clara alusión a uno más tangible y prácticamente ya presente en nuestra sociedad, del que los adolescentes y preadolescentes son nativos. Abraza las nuevas tecnologías y sus virtudes, pero también pone en valor a la realidad y al contacto humano, sin caer en la parodia ni en la demagogia. Un contenido tan sencillo y lógico, como difícil de transmitir.

Este salto entre realidad física y virtual es también tónica en el desarrollo de la cinta, que va intercambiando los escenarios de ‘Oasis’ y Columbus de forma fluida y muy acertada. Recuerda en algunos casos a Origen en este sentido, siendo un recurso que Spielberg utiliza con naturalidad, dotando de emoción a los momentos cruciales de la película. El resultado, una cinta que cuenta con la energía de sus grandes clásicos desde el minuto 1 y hasta su radiante final.

Todo ello viene envuelto en el otro gran punto fuerte de la película, su acabado visual. Ready Player One es absolutamente espectacular, dando una lección magistral a todas las cintas que utilizan efectos digitales sin ton ni son. Sus secuencias de acción son brillantes, tanto técnica como artesanalmente, dado que están dirigidas con una maestría sublime y son a su vez todo un regalo para la vista. Las tres pruebas, una vez más, son el principal exponente, ya que además juegan con distintos ingredientes para impresionar al espectador en cada plano, y desde luego lo consiguen.

Sin lugar a dudas, Ready Player One es toda una obra maestra del entretenimiento, una película que ofrece lo mejor de la esencia del Steven Spielberg más mítico, pero que actualiza su lenguaje para que el nuevo público la tenga en propiedad, una película icónica que los define de igual manera que Los Gonnies definían a los 80 o Parque Jurásico a los 90. Nadie debería perdérsela, es un regalo para todos los aventureros.
Hey_10
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