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España España · La Manga del Mar Menor
Voto de El Espectador:
4
Bélico. Aventuras. Acción Tras destruir los cañones de la isla de Navarone, al Mayor Keith Mallory y al sargento Dusty Miller les asignan una misión en Yugoslavia: destruir un puente vital para el abastecimiento alemán, pero para conseguirlo tendrán que enfrentarse a las patrullas nazis y a un traidor que se ha infiltrado entre ellos. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2018
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Secuela algo más comercial y más "light" del gran clásico de 1961 Los cañones de Navarone. Aquí se rebaja notablemente el presupuesto y se contrata a actores más bien de segunda fila en los papeles protagonistas. Al poco de fallecer de un terrible ataque al corazón que le dejó más tieso que un pestillo, el británico Robert Shaw dió indudablemente un paso atrás en su carrera al meterse en este desangelado proyecto que no aportó nada nuevo en su escueta filmografía....

Harrison Ford, estando todavía muy verde como actor y tras haberse hecho más o menos famosete tras su intervención en el primer Star Wars de George Lucas, comparte protagonismo con Shaw al meterse en la piel de un coronel del ejército americano que tiene que viajar con los ingleses a Yugoslavia para aliarse con los partisanos y derribar un enorme puente para así bloquear el paso y evitar el rearme del ejército nazi.....

Como en todas las novelas de Alistair MacLean ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, tenemos de nuevo a un agente doble que traicionará a los protagonistas. El inexpresivo Franco Nero se mete en la piel del capitán Lescovar, personaje prepotente y de poco fiar al que Robert Shaw tiene que borrar del mapa.

Por otra parte tenemos otra vez juntos al gigante descerebrado Richard Kiel y a la menudita Barbara Bach, quienes ya trabajaron en el film de James Bond La espía que me amó. El secundario Edward Fox interpreta el papel que el mítico David Niven hizo en su momento (esto es rebajarse a gusto) y el actor afroamericano Carl weathers, muchos años atrás de embarcarse con Arnold Schwarzenegger en Depredador, interpreta aquí a un oficial americano detenido por la policía militar, camorrista, espabilado y con puños de hierro que tiene que soportar los chistes racistas del falso partisano Kiel y que no tiene reparos en defenderse de este descerebrado y unirse a la peligrosa misión en Yugolsavia encabezada por Shaw y Ford tras ser liberado de su arresto.

En definitiva, una secuela bastante discreta, con no demasiada acción y filmada para salir del paso, a años luz del trepidante gran clásico de 1961 protagonizado por Anthony Quinn, David Niven y Gregory Peck.

Banda sonora de Ron Goodwin (La batalla de Inglaterra, El desafío de las águilas), la cuál le añade más calidad (dentro de lo que cabe) a la peli.

Una curiosidad en cuanto al doblaje en castellano: la voz española de Robert Shaw en esta peli es la misma que la de Anthony Quinn en Los cañones de Navarone (José García Guardiola).
El Espectador
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