La película esta bastante bien hecha. Quizás demasiado centrada en el problema de la corrupción manteniendo un argumento evocador y sacrificando todo a la intriga, olvida el drama humano que supone el fraude y los momentos bajos tras la caída. Eso es algo anecdótico en el conjunto, unas pocas pinceladas breves. Y es que sin que se dibuje ese perfil correctamente se genera muy poca o ninguna empatía con el protagonista, cosa que sin ningún tipo de disimulo, se persigue desde el minuto cero

Los personajes evocan de contínuo los protagonistas de los escándalos de corrupción acontecidos en la última década en este país. El problema es que aún con todo el panorama que se dibuja en la política y que en teoría generaría una gran alarma social, siguen inexplicablemente unos poderes hegemónicos que apenas han acusado esa presión.

La respuesta que pivota en el ambiente es que "no es para tanto". En la película nunca se identifica el partido político que sufre el proceso, es uno indeterminado. Para que no se de por supuesto que se trata del pp, al haber sido objeto de mucha mediatización se le añade a un cargo político un marcado acento andaluz, signo inequívoco de su pertenencia a la izquierda. Pero también es mala suerte que existan coincidencias (discretas, eso sí) también en la derecha, y lo que es peor es que desgraciadamente ésto no supone ningun avance en la intención de que la identidad de los corruptos sea generalizada. Sencillamente no consiguen ese objetivo porque nunca tuvieron la más mínima intención de hacerlo. Se trata sencillamente de simular ser correcto políticamente y eso es ni más ni menos que más de lo mismo.