Después de visionar la aberrante revisión de la serie original por parte de los terroristas de Netflix, no hay nada más grato que recordar la grandeza de nuestros "Caballero del zodiaco". El impacto que supuso, mucho antes de la llegada de Dragon Ball, en los adolescentes de nuestra época una serie de este calibre, donde poderosos guerreros se enfrentaban, hasta las últimas consecuencias, con las fuerzas del mal, dejándose literalmente la piel en ello, es difícil de calibrar hoy en día, acostumbrados ya a todo lo bueno y lo malo.

Uno se mostraba impaciente al salir del cole para correr hacia el sofá de casa y visualizar las nuevas aventuras de Pegaso. O levantarse pronto los fines de semana para, después del previo martilleo infantil, disfrutar de los primeros compases de la serie en TVE. Coleccionar los cromos, los pósters, los muñecos de acción (hoy denominados Vintage) era toda una odisea al que nos veíamos expuestos hasta la llegada del manga original. Como vemos, fue algo que formó parte de nuestra infancia y que nos marcó para siempre. (Algunos de nosotros nos sigue marcando con el merchandising actual).

¿Cuál era su secreto? La serie disponía de personajes carismáticos, con personalidades muy propias, armaduras atractivas que escondían mitos mitológicos, ataques asombrosos, muchos relacionados con el mito, grandes villanos y épicas batallas. Todo en una amalgama de luchas que, si bien al principio parecía perder el rumbo, brillaban por si solas en las diferentes sagas de la serie. Ahí tenemos la batalla de las 12 casas, con sus caballeros de oro zodiacales, la saga de Asgard (para el suscribe la mejor de todas) con sus trágicos dioses guerreros, la de Poseidón y sus guardianes o la oscura saga de Hades. Todas, absolutamente todas rebosantes de carisma y emoción.

Por suerte para algunos, tuvimos la dicha de vivir aquellas primeras retransmisiones con la suficiente inocencia como para que el corazón nos diera un vuelco, cada vez que a nuestros protagonistas se les presentaba un nuevo enemigo y disfrutáramos de las hazañas que conllevaba su derrota. ¡Todo un clásico imperecedero!

Lo mejor; Prácticamente todo, desde el diseño de los personajes a su mitología intrínseca.

Lo pero; Algunas incongruencias de guión, sobretodo en sus primeros capítulos, pero que no representaban problema alguno para aquél dispuesto a disfrutar de lo que se nos ofrecía.