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Voto de Elcinederamon:
9
Drama. Bélico Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Kaji, un japonés pacifista, trata de librarse del servicio militar aceptando un trabajo como supervisor laboral en las minas de la Manchuria ocupada. Kaji se dedica a mejorar las pésimas condiciones de vida de los prisioneros, pero sus esfuerzos son despreciados por el jefe del campo de concentración. Un día, el odio acumulado estalla y tiene terribles consecuencias. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La condición humana I: No hay amor más grande de Masaki Kobayashi, es un drama de la segunda guerra mundial sobre las condiciones laborales y humanas de los presos chinos en Manchuria. Dirigida con un ritmo mayestático y con un estilo visual y narrativa perfecto que cautiva de modo sobresaliente hasta al cinéfilo más exigente, es una película extraordinaria y hermosa en su historia que comienza una trilogía inolvidable para todos los públicos, culminando una obra de arte emotiva que busca la justicia humana a toda costa, aunque las consecuencias no sean las deseadas. Realizada de modo insuperable tiene un resultado excepcional de visión obligada para cualquier cinéfilo clásico.
La fotografía en blanco y negro es alusiva al lugar en cuestión y muy hermosa por estar cuidada hasta el más mínimo detalle visual, cumpliendo con un espléndido trabajo que es estéticamente muy atractivo y confortante de ver. La música es dramática en sus melodías y enardecedora en lo militar, empleando sonidos sentimentales o insidiosos en su notable acompañamiento que no deja nada al azar. Los planos y movimientos de cámara consuman un exquisito trabajo técnico mediante el uso del reconocimiento, generales, seguimiento, primeros y primerísimos planos, avanti, retroceso, grúas y travellings que sacan lo mejor de la historia y ayuda a dramatizar las interpretaciones.
Las actuaciones son soberbias y están repletas de personalidad. Como protagonista Tatsuya Nakadai está insuperable en un papel sobre un personaje altruista y lleno de dignidad, siendo remarcables y convincentes los acompañamientos de Michiyo Aratama, Ineko Arima, Chikage Awashima, Keiji Sada, Sô Yamamura, Akira Ishihama, Shinji Nambara, Seiji Miyaguchi, Toru Abe, Masao Mishima y Eitarô Ozawa. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones evocadores a militares, trabajadores, esclavos y funcionarios de la época, confeccionando un magnífico trabajo que, junto con los excelentes decorados, te transportan al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por el director junto con Zenzo Matsuyama y basado en la novela de Jumpei Gomikawa, está dividido en 2 capítulos y es bello en definición, ya que muestra las maldades y consecuencias de la guerra, en la que solo un hombre actúa noblemente según sus justas convicciones para tratar dignamente a los prisioneros, siendo esa además su intención para sacar el mejor trabajo de ellos aunque se encuentra en contra a todos los suyos e incluso a algunos de los que ayuda por orgullo. Esto se lleva a cabo con una narrativa educada por un lado y pesimista y profunda por otro, marcando con tono sombrío la desesperanza no solo de los prisioneros, sino de nuestro protagonista que pretende ayudarlos. Cabe destacar también, el montaje lineal e ideológico que de forma personal se extiende en casi 3 horas y media de duración para ofrecernos lo mejor a base de puro talento cinematográfico.
Para concluir, la considero una obra imprescindible e indeleble en la filmografía del director y en el séptimo arte en general, por marcar el comienzo de una trilogía única que narra las vivencias de un hombre justo que por culpa de sus convicciones humanas, es maltratado por los suyos y por el enemigo, concluyendo en esta ocasión una obra sobresaliente y digna de elogio que es de visión obligada para cualquier cinéfilo clásico amante de los buenos dramas y seguidor del verdadero camino del corazón, aunque esto conlleve malas consecuencias. Muy recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montajes, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones, decorados y narrativa que vuelven a La condición humana I: No hay amor más grande, un film extraordinariamente bello, emotivo y sincero para calar hasta en el cinéfilo más exigente.
Elcinederamon
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