Dos días, una noche de Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne es un drama social basado en la crisis económica en la que una joven que ha sido despedida después de pasar una depresión, trata de convencer a sus compañeros para que voten a favor de que se queda y prescindan de su paga extraordinaria. Dirigida con un ritmo paulatino y con un estilo particular y subjetivo que se centra en dar mucha credibilidad al film, es una obra magnífica en lo que se propone y desde luego incitadora por la temática que toca en tiempos tan difíciles, logrando captar la total atención del público y calar con su trama hasta en los cinéfilos más exigentes por su buena historia y enorme actuación de la protagonista que hacen del film algo digno de elogio.
La fotografía es lumínica y evocadora en un competente trabajo repleto de imágenes idóneas que consiguen inspirar con su realismo, concluyendo un trabajo estéticamente apropiado. La música destaca por sus silencios, ya que tan solo se escucha alguna canción de la radio del coche, dejando claro que el objetivo del director es no distraer la atención del espectador con sonidos innecesarios. Los planos y movimientos de cámara consuman un gran trabajo técnico en el que predomina por encima de todo la cámara en mano, el seguimiento y los primeros planos para incrementar la atención y el dramatismo de la historia.
Las actuaciones son remarcables, profundas y naturales. Como protagonista absoluta Marion Cotillard está deslumbrante y convincente en una gran labor con calado psicológico, siendo creíbles también los acompañamientos de Fabrizio Rongione, Pili Groyne, Simon Caudry y Catherine Salée entre otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones sencillos e informales sin destacar más que su naturalidad, dejando con ello también claro que son personas corrientes al igual que nosotros.
El guion, escrito por los directores, es de lo más sencillo y efectivo al contar una historia normal y corriente pero llevada a cabo con tal profesionalidad, que absorbe con un entramado que hace sentir al público la terrible sensación de que le puede pasar a cualquiera, siendo ese el mayor atractivo del film que por cierto está repleto de gran dosis de realismo. Esto se lleva a cabo con una narrativa sugestiva y desesperanzadora que con tono natural te transporta notablemente y con mucha verosimilitud a la difícil situación de la protagonista. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que se centra solo y exclusivamente en esos dos días y una noche que tiene la protagonista para convencer a sus compañeros de que la voten para salvar su trabajo.
En definitiva, la considero una obra esencial dentro de los buenos dramas que no pretenden impresionar, sino más bien plasmar una dura realidad que sigue ocurriendo día tras día y más aún dentro de un trasfondo de crisis e inestabilidad laboral, cautivando con ello a todos los públicos gracias a su incitador entramado. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, montajes, movimientos de cámara y narrativa que vuelven a Dos días, una noche, un film que conmueve y atrapa al público con su sencillez y verosimilitud de los hechos.