No es muy original el tema de la joven ejecutiva trepadora adicta al trabajo enfrentada a la falta de sentido de su vida, pero aquí los autores han pretendido una exposición nueva, tragicómica y trascendente, haciendo que un padre pasado de rosca se introduzca en la vida de la hija trepadora, para ayudarla haciéndose pasar por un estrafalario personaje inventado.
Como los actores están bien escogidos, las escenas bien filmadas, hay salpicaduras de buenas conversaciones y estética europea, la peli puede dar el pego. Pero solo eso.
La directora y los guionistas se pierden en el guión, no saben por donde tirar, les falta ingenio, tiran de tópicos, y el resultado es que las intervenciones del padre son tontorronas y con poca gracia, y la historia se va haciendo más y más aburrida e increíble (no subrealista o disparatada, solo increíble). Hacia el final, una canción con un punto dramático, y una escena graciosa con desnudos, despiertan al espectador. Demasiada alta valoración y demasiados premios para tan poca chicha.