«Así me gano la vida pero ahora estoy perdido. Enfrentado a un caso sin ninguna lógica: ¿quién mató a las chicas del camping? Algo extraño y terrible ha ocurrido aquí. En Punta Escarlata.»

A veces esa voz en off inicial tan rotunda, quebrada y trágica (seguramente heredada de papá) parece una parodia de “Sé lo que hicisteis”. Cuando se intenta ser tan profundo con una voz tan pero que tan profunda hace que simplemente la carcajada sea proporcionalmente más profunda. “Punta Escarlata” es la historia de un culebrón: grabada en 2009 y encargo de Cuatro que finalmente acabó en la cadena que la absorbió, Telecinco, formando parte del relleno televisivo de verano y con mejores resultados que sonados fiascos de esta temporada como “Piratas” o “11-M: Para que nadie lo olvide”. No es que el tiempo en la nevera le haya venido bien a la serie confeccionada por Globomedia ni pretenda ser ejercer de versión made in Spain de “Caso abierto” en formato miniserie, simplemente no empieza mal (lo que ya es todo un logro para el paupérrimo nivel nacional) pero tampoco se desarrolla y acaba bien.

Tiene sus típicos tics en las imágenes, sus clichés de Globomedia para captar a la audiencia adolescente aunque esta vez el efecto ‘niño’ se ha visto mermado. Es curioso como la marca de agua de la propia productora sirva como debilidad y punto de crítica. Dicen muchos que le la serie les recuerda a “Twin Peaks”… salvando las (innumerables y tal vez infinitas) distancias, claro. Como que de la montaña a la playa va una depilación, por ejemplo. En mi opinión se parece más a “Los vigilantes de la playa” por su vocación de chicha, abdominal y limonada de pueblo en fiestas.

¿Detalles lynchanos? Sí, Telecinco y sus desastrosos spoilers en su web que revelaban el asesino para todo aquel que visitase su página viera o no la serie. Soñé que despertaba y que veía la gran miniserie española del 2011. Efectivamente no era “Punta Escarlata” sino “Crematorio”.