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Voto de Vertex:
8
7,1
795
Drama
Biografía de Salvatore Giuliano (1922-1950), un mítico bandido e independentista siciliano. Pero lo que a Rosi le interesa de verdad es centrar la atención sobre el endémico atraso de Sicilia, sobre las relaciones entre mafia, bandolerismo, poder político y poder económico, es decir, sobre las causas de lo que los italianos llaman el "problema meridional". (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La forma de rodar y sobretodo de narrar, con vocación cuasi obsesiva por la ultra-veracidad, otorgan un carácter singular y fuerte personalidad a este film. Las imágenes son magníficas y, a través de flashbacks y elipsis que espetan al espectador a realizar un ejercicio de atención constante, se nos narra con minuciosidad una historia que terminamos por conocer a la perfección, aunque se nos exige seguir atando cabos incluso tras su visionado. De carácter austero pero tratado con elegancia, todo en ella, el guión, las interpretaciones y los lugares —que son los mismos donde tuvieron lugar los hechos que se narran—, tiene la intención de transmitir la máxima credibilidad. Y lo logra.
Al refinamiento técnico de los planos se suma el excelente uso de los ya mencionados flashbacks, recurso que en aquel momento todavía no había sido tan explotado y que aporta un cierto aire innovador al trabajo. El resultado es algo así como una crónica pormenorizada de unos sucesos, ofrecida con claridad a través de la pantalla. Sin embargo, en mi opinión, la historia se resiente por la carencia del punto de vista subjetivo de los personajes. No hay momentos de intimidad o franqueza, en los que sentimientos o pensamientos se desaten y podamos saber lo que sus protagonistas viven; sentir lo que ellos sienten. Podemos intuirlo, claro, por la sucesión de hechos, tratando de ponernos en su lugar, pero difícilmente llegaremos a alcanzar la cercanía de una historia contada en primera persona. Aunque es cierto y conviene destacar este aspecto, que la narración evoluciona de una cierta frialdad inicial hasta lograr arrastrarte con ella al centro de los hechos, a medida que estos van desplegando toda su complejidad e intensidad.
En cualquier caso su propuesta es una decisión totalmente premeditada y, en cierta medida, otorga notoriedad a la película, pues abre una vía de cine social hiperrealista, cuyo testigo recogerían otros directores dando continuidad, junto a Rosi, a sus planteamientos. La subjetividad del film llega entonces por otros caminos, como el punto de vista de la cámara o través de algunos diálogos, escogidos e insertados en el momento adecuado. A pesar de su vocación documental y de no tratarse de una película panfletaria, sus simpatías se inclinan, como las mías, hacia el lado de la justicia social entendida a través de los ojos de los "de abajo". Por eso se trata de un documento histórico riguroso y a la vez, de un acto de denuncia y divulgación de una realidad que merecía (y merece) ser dada a conocer a los ojos del mundo.
Al refinamiento técnico de los planos se suma el excelente uso de los ya mencionados flashbacks, recurso que en aquel momento todavía no había sido tan explotado y que aporta un cierto aire innovador al trabajo. El resultado es algo así como una crónica pormenorizada de unos sucesos, ofrecida con claridad a través de la pantalla. Sin embargo, en mi opinión, la historia se resiente por la carencia del punto de vista subjetivo de los personajes. No hay momentos de intimidad o franqueza, en los que sentimientos o pensamientos se desaten y podamos saber lo que sus protagonistas viven; sentir lo que ellos sienten. Podemos intuirlo, claro, por la sucesión de hechos, tratando de ponernos en su lugar, pero difícilmente llegaremos a alcanzar la cercanía de una historia contada en primera persona. Aunque es cierto y conviene destacar este aspecto, que la narración evoluciona de una cierta frialdad inicial hasta lograr arrastrarte con ella al centro de los hechos, a medida que estos van desplegando toda su complejidad e intensidad.
En cualquier caso su propuesta es una decisión totalmente premeditada y, en cierta medida, otorga notoriedad a la película, pues abre una vía de cine social hiperrealista, cuyo testigo recogerían otros directores dando continuidad, junto a Rosi, a sus planteamientos. La subjetividad del film llega entonces por otros caminos, como el punto de vista de la cámara o través de algunos diálogos, escogidos e insertados en el momento adecuado. A pesar de su vocación documental y de no tratarse de una película panfletaria, sus simpatías se inclinan, como las mías, hacia el lado de la justicia social entendida a través de los ojos de los "de abajo". Por eso se trata de un documento histórico riguroso y a la vez, de un acto de denuncia y divulgación de una realidad que merecía (y merece) ser dada a conocer a los ojos del mundo.