Película que fue el debut dirigiendo del actor Robert Redford. Ganó el Óscar en su año frente al Hombre Elefante o Toro Salvaje que aunque ahora nos parezcan productos más completos, quizá no impactan tanto emocionalmente. Un drama con la que empatizo bastante. Redford que pasó de la interpretación a la dirección de obras siguió haciendo obras sólidas, discretas, nada pretenciosas.


Guion sólido que se cuece con lentitud de la pérdida familiar de un hermano mayor por el otro hermano que se siente culpable de su muerte, su madre que de alguna manera le echa la culpa del accidente marítimo, su padre y la amiga íntima del adolescente.

¿Cómo sobrellevar la muerte por accidente de un hijo, de un hermano?


Aparte esta un psiquiatra irónico que hace terapia al hermano, un Timothy Hutton que tiene una interpretación magistral por la que ganó el Óscar, a superar ese sentimiento de culpa autodestructivo que lo lleva a un intento de suicidio.
La madre intentando olvidar que ha existido su hijo, intentado evadirse constantemente, pero que pincha a su otro hijo manipulándolo para hacerlo sentir culpable, es el personaje que menos empatía produce pero quien explica mejor las reacciones de la familia.

Desde la primera sesión con el psiquiatra o todas las escenas con su madre que se vuelven insoportables por la tensión callada ya sabemos el tono que va a tener la película, o cuando en una reunión los abuelos le dicen que se hagan una foto y la madre no quiere y el hijo explota.

La reiteración de la música del Canon de Pachelbel que también salió en la española "Volver a empezar" de José Luis Garci resulta completamente legítima porque avisa de pautas de comportamiento, casi como leitmotiv del sentimiento de pérdida, pena, desorientación que impregna cada diálogo que parece una confesión que cuesta sacar.

Muy recomendable. Sería bueno echarle una revisión de vez en cuando.