Confieso que son varias las veces que he pensado que le besaría el culo a Woody Allen mientras me reía a carcajadas en el sofá con una de sus películas.

Pero es que ya son dos veces las que he intentado ver esta película, y las dos veces la he tenido que quitar, porque, señores: me aburre.
No, no ha sido un error. Lo diré otra vez: Me aburre "Desmontando a Harry".

Que sí, que hay frases buenísimas, que hay conversaciones muy agudas. Vale, muy bien. Pero ¿y qué?

Puedo soportar dos historias que se mezclen, tres, incluso cuatro, pero llega un punto en que aquello necesita algo que los una, necesito saber que me llevan a algún sitio, o que me den pistas para llegar yo solo.
No voy a decir que sea buena porque sea de Woody, lo siento. Lapidadme y metedme en un ataúd de pino.

Se me hace insoportable ver cómo van entrando historias nuevas, con personajes nuevos, con situaciones diferentes.
Babel es un ejemplo de historias que se van conectando de una forma más o menos sutil.

Pero con "Desmontando a Harry" tengo continuamente la esperanza de que la película empiece.
La sensación de estar presenciando escenas aisladas es demasiado fuerte.
Puede estar bien como una serie de cortos, más o menos sobre el mismo tema, o como sucesión de monólogos, pero como película en conjunto le pongo un cinco.