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Voto de marchenator:
4
10 de marzo de 2022
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No logro hallar el encanto, la espontaneidad y la pasión de Paul Thomas Anderson en 'Licorice Pizza'. A diferencia de otras obras de su autoría, esta no consigue capturar con determinación y credibilidad la esencia de aquello a lo que rinde homenaje: la agitada y cálida musicalidad de los años setenta. Todo recae finalmente en la búsqueda de sus protagonistas, un retrato de amor y juventud al que le cuesta encontrar su verdadero propósito dentro de un discurso que pide a gritos un enfoque más definido y cohesionado. Como espectador, mi principal pregunta es ¿Cuál es el objetivo de este retorcido e incierto método?
Veo claro el resultado, una narrativa imprecisa que reemplaza sentimientos plenos, entrañables y universales por un cajón de eventos aislados, personajes descuidados en exceso que aparecen y desaparecen cuales habituales pasajeros de transporte público y un exasperante gusto por querer abarcar mucho sin proponer nada en particular. Esta mezcla de irregularidades y medias tintas, manifestada en la cabeza de un director que acaba dilatando innecesariamente el metraje, me mantiene inevitablemente alejado del núcleo y desarrollo de la propuesta, la cual nunca dejé de considerar atractiva.
Les seguiré la pista a Alana Haim y Cooper Hoffman, que prometen un futuro algo más que interesante en el mundo de la actuación. Volveré a encontrarme con ellos, si es posible y la vida me sonríe, en una película en la que nada (o casi nada) me parezca impostado o incluso apresurado.
Veo claro el resultado, una narrativa imprecisa que reemplaza sentimientos plenos, entrañables y universales por un cajón de eventos aislados, personajes descuidados en exceso que aparecen y desaparecen cuales habituales pasajeros de transporte público y un exasperante gusto por querer abarcar mucho sin proponer nada en particular. Esta mezcla de irregularidades y medias tintas, manifestada en la cabeza de un director que acaba dilatando innecesariamente el metraje, me mantiene inevitablemente alejado del núcleo y desarrollo de la propuesta, la cual nunca dejé de considerar atractiva.
Les seguiré la pista a Alana Haim y Cooper Hoffman, que prometen un futuro algo más que interesante en el mundo de la actuación. Volveré a encontrarme con ellos, si es posible y la vida me sonríe, en una película en la que nada (o casi nada) me parezca impostado o incluso apresurado.