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Voto de Archilupo:
8
Terror. Thriller. Drama Carol Ledoux es una bella y reprimida joven belga que vive con su hermana Helen en un apartamento de Londres. Carol experimenta sentimientos simultáneos y contradictorios de atracción y repulsión hacia los hombres; por eso para ella resulta tan incómoda la relación que mantiene su hermana con un hombre casado. Cuando la pareja se marcha de vacaciones, Carol comienza a tener alucinaciones y su mente se desquicia. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2009
66 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se debe esperar de “Repulsión” un relato que estudie el origen de dolencias psíquicas. Ni se analizan intelectualmente ni se investigan en un sentido médico la fobia al contacto sexual, la disgregación de la personalidad, los brotes esquizofrénicos, la obsesión por la limpieza, los delirios y alucinaciones, el estupor aislante, ni otros tantos desórdenes mentales como los que sirven de armazón a la película.

Unos apuntes sobre la radical extrañeza con que la joven Carol vive su vida en Londres bastan para poner en marcha un ejercicio de sugestión cinematográfica, un rico y complejo mundo audiovisual con que acompañar fríamente el desvarío de la pobre manicura.
Porque Polanski establece esa proverbial distancia suya desde la que advierte: el mal está ahí, poderoso, sí, y bastante hago con describirlo en detalle, no esperen que además manifieste compasión o condena.
Una jovencísima Catherine Deneuve pone calidad y temperatura humanas en su excelente interpretación, pero Polanski detiene la cámara en el abismado rostro de esfinge, y lo integra en la atmósfera de inquietud constante, que se incrementa como la inundación de un grifo que se olvidó abierto o el deterioro de un apartamento que se agrieta poco a poco.

Una vez establecida soberanamente la atmósfera, todo hincha sus velas, y Polanski lo aprovecha con implacable habilidad. El grifo que queda abierto y las grietas que continúan su dibujo se convierten en símbolo y eco de un proceso psíquico incontenible que se alimenta de cualquier mínimo suceso. El silencio es aterrador y los es también el sonido que lo interrumpe. Unas monjas de hábito blanco lucen espectrales en el patio vecino. Una navaja barbera se carga de amenaza. El conejo desollado y sin cocinar, señalado elemento cárnico, acusa rápido el paso de las horas. El timbre de la puerta o el del teléfono, un rostro deformado al reflejarse en una bola, los angulares con que va distorsionando el espacio la cámara, una quietud cargada y chirriante…

No es que el horror parezca inminente, en forma de acontecimiento espantoso: es que el horror está ya ahí instalado, en el silencio y en el sonido, en la luz y en la oscuridad.
Polanski lo recrea y describe sin parpadear. Ni compadecerse.
Archilupo
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