La casa blanca se ha convertido en el objetivo del mal, el templo de la “verdad y la sabiduría” es atacado sin ninguna compasión por una caterva de malvados malvadísimos que no respetan ni unas Air Jordan… Así pues nos encontramos con un clásico subgénero de la acción elevado a la enésima potencia, el buddy movie adquiere tintes épicos con un héroe que no se achanta en imitar al dios de las situaciones con secuestros (A Tattum no le ha pesado en ningún momento la camiseta de sisas de McLane y la luce con mucho arte) y un Foxx que dibuja una caricatura de Obama cojonuda, cuando no soberbia y dígase en mi descargo que a mí este actor no me gusta, pero las cosas como son, el paisano lo borda.

Pues los dos solitos se las apañan para fastidiarle la plana nuclear al solvente James Woods, a un extraño aunque simpático perro de la guerra interpretado por Jason Clarke y su ejército de terroristas europeos. Y lo hacen con una cascada de burradas que me hicieron disfrutar de lo lindo durante dos horas… A saber, explosiones, tiroteos, peleas y fantasmadas a manos llenas mucho más satisfactorias de lo esperable y con un aspecto físico más saludable que su adversaria por liberar La Casa Blanca. La de Butler y Fuqua simpática también pero menos grandilocuente, espaciosa y sobre todo menos cara, ya se sabe, la pasta lo puede todo. Pues si hombre, acción de la vieja escuela sin ataduras morales y tan fantástica, entretenida y burra como la obra maestra de la que bebe sin achantarse demasiado y por encima con una dosis de retranca estupenda (los helicópteros haciendo saltar el radar es de alta cocina) y vacilando al presidente.