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España España · Sant Feliu de Llobregat
Voto de Mireia Mullor:
8
Drama Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
1 de noviembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ida” cuenta la historia de Anna, una joven huérfana que a escasos días de tomar sus votos como monja vivirá un viaje con su tía que le removerá algunos esquemas. Pawel Pawlikowski nos trae esta joya en blanco y negro ambientada en la Polonia de la posguerra, haciendo gala de una sensibilidad especial al tratar desde nuevas perspectivas los crímenes contra los judíos. “Ida” está disponible en Filmin.

Anna es joven y atractiva, y no ha visto nada más allá de su convento. Pero esos años de inmersión exhaustiva en la fe católica han hecho bien su trabajo, y se dispone a tomar sus votos para convertirse en monja. A raíz de un viaje a casa de su tía, su único familiar vivo, surgen las preguntas que tanto tiempo habían estado enterradas. ¿De dónde es? ¿Qué les pasó a sus padres? Los interrogantes la llevan a conocer su identidad judía y a emprender un viaje con su tía en busca de respuestas.

Y es que Anna no es Anna, es Ida. Y no es católica, es judía. A partir de estos descubrimientos, la decisión está entre el amor a la vida o el amor a Dios. Todo en “Ida” transcurre con avances mínimos pero con encanto en cada una de sus escenas. Pese a parecer que caerá en otros referentes de su estética, Pawlikowski ahonda en los detalles, en las expresiones, en las emociones contenidas hechas silencio. Nos llena lo que no nos cuenta, lo que nos sugieren los ojos vacíos pero incendiarios de Agata Kulesza. Y no es fácil tratar un tema tan removido como es el Holocausto, aunque solo suponga el background de “Ida”

“Ida” escapa de las convenciones estéticas, pero construye un relato con ritmo constante, ayudado por su corta duración – 80 minutos. Toda la película está rodada en blanco y negro, lo que le da ese aire de historia antigua que acompaña con un juego de luces y sombras muy interesante. La guinda de la originalidad estética de “Ida” la pone la pantalla de 4:3, que deja un marco negro a la imagen que acentúa aún más la sensación de lejanía de la historia. No sé si será la técnica, la estética, las interpretaciones, o una ingeniosa mezcla de todo, pero lo evidente es que “Ida” huye de la indiferencia y emociona. Transmite belleza y sensibilidad en todas y cada una de sus escenas, dejándote en alguna de ellas sin respiración. Simplemente brillante.

blogelcontraplano.wordpress.com
Mireia Mullor
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