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Voto de Néstor Juez:
5
5,8
3.461
Comedia
Una boda de lujo en un castillo francés del siglo XVIII se les va de las manos a sus responsables. El principal encargado es Max (Jean-Pierre Bacri) un organizador de bodas que en esta ocasión se enfrenta a una celebración de alto standing nada menos que en un castillo. Todo parece estár perfectamente orquestado para que el evento sea un éxito: camareros, orquesta, menú, DJ y decoración floral, pero a cada momento surgen tropiezos que ... [+]
13 de octubre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 09:30 degustamos en el Victoria Eugenia de una película más de la Sección Oficial: la comedia francesa La sense de la fête, dirigida por Olivier Nakache y Eric Toledano, dupla creativa detrás de la muy agaradable Intocable. Max (Jean-Pierre Bacri) es el huraño director de una prestigiosa empresa organizadora de bodas que ha vivido mejores días. El cretino y adinerado joven Pierre les encarga una selecta boda sin reparar en gastos ubicada en un castillo del Siglo XVII, en la que grupos grandes de personas deberán trabajar al unísono para que todo salga al detalle. Pero conforme avancen las horas hacia la madrugada y el final de la ceremonia, una sucesión de pequeños errores producidos por la gente de catering, el cantante, el fotógrafo o los camareros provocarán que todo se vaya al garete.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una comedia frenética de enredos, confusiones, saraos y personajes torpes románticamente entrelazados. Una montaña rusa del chiste y el gag que no reposa, montada con frenesí y guionizada en un carrusel constante de problemas, imprevistos y situaciones bufas. Como comedia es un ejercicio eficaz como vehículo de entretenimiento en un primer encuentro, un primer nivel. La factura, con todos los medios de la industria francesa a disposición, es competente, y sus personajes y diálogos ágiles brindan un rato de sonrisa y pasatiempo divertido. Pero más allá de este ruido y de este atropello de chistes, de vena romántica meliflua y convencional, poco hay que deje poso, la reflexión es nula y el espacio en el recuerdo, exiguo. Al final lo más destacable es la excelente banda sonora de Avishai Cohen, mayormente compuesta con anterioridad.