Una obra de teatro llevada al cine de nuevo, 25 años después de su primera versión, esta por Keeneth Branagh y con el mágnifico Michael Caine en el reparto como estuvo en su día en la de Mankiewicz.
El duelo interpretativo de Michael Caine y Jude Law, por llamarlo de alguna manera, es único, dos personajes, un escenario y una historía muy bien narrada, aunque a los 40 minutos parece que baja el interés, posteriormente se reactiva y mantiene la tensión hasta el final.