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Voto de epfluger:
3
23 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arturo Fernández, actor de grandes recursos y longeva trayectoria, interpretó a finales de los cincuenta y principio de los sesenta, una serie de películas de temática policíaca o negra que, en mi opinión, están entre lo mejor de su carrera. Entre ellas dos extraordinarias cintas dirigidas por Juan Bosch: “A sangre fría “ y “Regresa un desconocido”. Pues bien, si cualquiera al ver los nombres de Arturo Fernández y Juan Bosch en este “Último verano” piensa que va a encontrar una obra con la calidad, profundidad y buen argumento que las dos mencionadas, se va a llevar un buen chasco.
“El último verano” es una película mediocre que, pese a estar filmada con evidente oficio, hace aguas por todos sitios: es lenta, pretenciosa y sobre todo aburrida. Lo peor que puede pasarle a un film es que sus personajes no capten el interés de la audiencia y justamente eso es lo que pasa aquí: las vicisitudes y problemas de los protagonistas no atraviesan la pantalla y, por tanto, no interesan. Podría pensarse que esta falta de conexión es debida a que los conflictos morales que “torturan” a los personajes han quedado anticuados y no despiertan la simpatía o la empatía del espectador. Pero no es eso, es simplemente la forma pretenciosa y antinatural en que, a través de unos diálogos artificiales y falsos, se presentan dichos conflictos. Conclusión: no llega y, por tanto, aburre.
“El último verano” es una película mediocre que, pese a estar filmada con evidente oficio, hace aguas por todos sitios: es lenta, pretenciosa y sobre todo aburrida. Lo peor que puede pasarle a un film es que sus personajes no capten el interés de la audiencia y justamente eso es lo que pasa aquí: las vicisitudes y problemas de los protagonistas no atraviesan la pantalla y, por tanto, no interesan. Podría pensarse que esta falta de conexión es debida a que los conflictos morales que “torturan” a los personajes han quedado anticuados y no despiertan la simpatía o la empatía del espectador. Pero no es eso, es simplemente la forma pretenciosa y antinatural en que, a través de unos diálogos artificiales y falsos, se presentan dichos conflictos. Conclusión: no llega y, por tanto, aburre.