Muchos se oponen al amor, y desprestigian a aquel que sueña con conseguir a la mujer que ama. Pero esta película nos demuestra que el Amor no es una enfermedad, sino una virtud. Nos hace obrar de manera extraordinaria y perseguir aquello que anhelamos, aunque ello signifique viajar en el tiempo. No es una historia para cínicos críticos que miran la película analizando cada fotograma. Este film se disfruta y se vive con tal emoción como si tú fueras el enamorado y te embarcaras en un viaje sin parangón.

No estoy exagerando al considerar esta película una de las mejores obras románticas del cine. Pues el amor de este film es tan genuino, tan inocente...No se trata de un film cursi y pretencioso, al contrario.

Las actuaciones de Reeve y Jane Seymour realzan la belleza de esta historia, acompañada de una hermosa banda sonora de John Barry. La película contaría con menos emoción si no tuviera la banda sonora de este gran genio. Y lograr que una historia te emocione por su música es un gran logro, propio de maestros como Barry.

No me quiero explayar con esta crítica, pues poco hay que decir al respecto. Si eres una persona romántica y soñadora, que gusta de ver una historia madura y conmovedora, esta película es para ti.

Y el final de ella es sencillamente hermoso, la manera perfecta de poner punto y final a un relato que quedará marcado en los anales del cine.