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Voto de Iván Rincón Espríu:
9
6,6
59.474
Musical. Comedia. Drama
Chicago narra la historia de dos mujeres del mundo del espectáculo que, tras asesinar a sus respectivas parejas, tratan de que su caso judicial sea el centro de atención tanto de la prensa de Chicago como de un prestigioso y apuesto abogado. La promesa de aventura y oportunidad que ofrece la Ciudad de los Vientos deslumbra a Roxie Hart, una inocente y extrovertida cantante que sueña con cantar y bailar para salir de su vida gris. Su ... [+]
11 de abril de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chicago (EUA, 2002), de Rob Marshall, es heredera de una tradición musical en el cine y el teatro, pues Bob Fosse —que nace y crece en Chicago— dirige Cabaret en 1972, película basada en la novela Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood, en equipo con John Kander y Fred Ebb, quienes componen las canciones; en 1975, los mismos realizadores llevan al escenario de Broadway la obra teatral Chicago, de Maurine Dallas Watkins, y en 1979, Fosse dirige la cinta All That Jazz (Todo ese jazz), otro clásico hoy, cuyo título en español es El espectáculo debe continuar. Durante los ensayos de Chicago, el director sufre un infarto que es narrado en All That Jazz, de tinte autobiográfico, y muere como su protagonista en 1987 sin ver realizado el proyecto de adaptación cinematográfica, finalmente dirigida por Marshall y estrenada quince años después. John Kander participa de nuevo en la composición musical junto con Danny Elfman. Chicago comienza con una canción titulada All That Jazz, como continuación de aquella película y la también musical Cotton Club (1984), de Francis Ford Coppola, estelarizada por Richard Gere, quien todavía no baila ni mucho menos canta, pero hace una representación premonitoria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
“Esto es Chicago”, le recuerda el abogado a su defendida, que asesinó al amante con tres disparos en el pecho. Son los años veinte, previos a la Gran Depresión, y los asesinatos a mansalva están a la orden del día en la Ciudad del Viento, principal bastión de La Mafia, pero con astucia publicitaria, una mujer homicida puede parecer y aparecer ante la opinión pública en el pedestal de heroína, próximamente mártir. “Dios salve a Illinios”, agrega Billy Flynn al repetir la frase, una vez ganado el juicio que salvó de la horca, la silla eléctrica o una inyección letal a Roxie Hart, aspirante a cantante y bailarina, con más gracia que belleza y “un talento minúsculo con piernas flacas”. También Richard Gere, quien interpreta perfectamente al cínico abogangster que nunca pierde un juicio, tiene las piernas flacas, pero las mueve con práctica en su número de tap que acompaña otro arte: el de la manipulación habilidosa en la defensa legal de mujeres criminales que puedan pagar cinco mil dólares; si no pueden pagar al menos dos mil, así sean inocentes, acaban ejecutadas por el estado.
Aunque Richard Gere y Catherine Zeta-Jones son más bien mediocres como actores, aquí resultan bastante convincentes y hasta sorprendentes cuando bailan y cantan casi como profesionales. Menos famosos, pero no menos laureados, Renée Zellweger y John C. Reilly forman una pareja inusitadamente genial. Zeta-Jones encarna con excesivo maquillaje y gesticulación sensual a la consumada estrella de vodevil, también candidata al cadalso en el pabellón de la muerte, Velma Kelly, quien mató a su marido infraganti en un acto de adulterio con la hermana, compañera en el escenario, también asesinada. Zellweger es Roxie, cuyo esposo personificado por Reilly es un pobre diablo; «Señor Celofán», se califica él mismo con hermosa melancolía en su acto de presentación a mitad de la cinta. Queen Latifah en el papel de la celadora “Mama” Morton (cuyo nombre hace referencia indirecta a Big Mama Thornton) es igualmente plausible.
Chicago es un musical entre la comedia, el drama y el cine negro, y hace múltiples guiños, uno de los cuales es «El tango de las alegres asesinas» que reproduce al final «El rock de la cárcel» en la versión escénica de Elvis Presley. La presentación musical de Roxie con una graciosa parodia de Marilyn Monroe —después de su entrada fallida por cantar con voz nasal— guiña de nuevo con Presley y su video de «El hombre de la guitarra»; el nombre de Roxie en neón rojo con fondo negro es menor porque, a diferencia del Elvis monumental, el de ella se eleva hasta perderse en las alturas. De las alegres asesinas —entre quienes está de más Velma Kelly (Zeta-Jones) por tratarse de un personaje protagónico— destaca la melancólica belleza de la bailarina húngara, que no es asesina —la única inocente es también la única en morir ahorcada— ni está alegre.
Abundan los apuntes curiosos de una obra próxima a la perfección, que no alcanza, en parte, por la imperfección física de las tres estrellas. Por lo demás, es simplemente una obra maestra.
Aunque Richard Gere y Catherine Zeta-Jones son más bien mediocres como actores, aquí resultan bastante convincentes y hasta sorprendentes cuando bailan y cantan casi como profesionales. Menos famosos, pero no menos laureados, Renée Zellweger y John C. Reilly forman una pareja inusitadamente genial. Zeta-Jones encarna con excesivo maquillaje y gesticulación sensual a la consumada estrella de vodevil, también candidata al cadalso en el pabellón de la muerte, Velma Kelly, quien mató a su marido infraganti en un acto de adulterio con la hermana, compañera en el escenario, también asesinada. Zellweger es Roxie, cuyo esposo personificado por Reilly es un pobre diablo; «Señor Celofán», se califica él mismo con hermosa melancolía en su acto de presentación a mitad de la cinta. Queen Latifah en el papel de la celadora “Mama” Morton (cuyo nombre hace referencia indirecta a Big Mama Thornton) es igualmente plausible.
Chicago es un musical entre la comedia, el drama y el cine negro, y hace múltiples guiños, uno de los cuales es «El tango de las alegres asesinas» que reproduce al final «El rock de la cárcel» en la versión escénica de Elvis Presley. La presentación musical de Roxie con una graciosa parodia de Marilyn Monroe —después de su entrada fallida por cantar con voz nasal— guiña de nuevo con Presley y su video de «El hombre de la guitarra»; el nombre de Roxie en neón rojo con fondo negro es menor porque, a diferencia del Elvis monumental, el de ella se eleva hasta perderse en las alturas. De las alegres asesinas —entre quienes está de más Velma Kelly (Zeta-Jones) por tratarse de un personaje protagónico— destaca la melancólica belleza de la bailarina húngara, que no es asesina —la única inocente es también la única en morir ahorcada— ni está alegre.
Abundan los apuntes curiosos de una obra próxima a la perfección, que no alcanza, en parte, por la imperfección física de las tres estrellas. Por lo demás, es simplemente una obra maestra.