Ayer pude disfrutar de esta buena película, una crónica negra bastante escalofriante (protagonizada por unos excelentes Jared Leto y Salma Hayek) enriquecida con el buen retrato psicológico de sus perseguidores policías (correctos John Travolta y James Gandolfini).

Hace unos 10 años el mejicano Arturo Ripstein se acercó a esos mismos criminales en “Profundo carmesí”, dejando de lado la investigación policial que los iba cercando. Además la peli de Ripstein era más sórdida y deprimente; aquí en cambio encontramos un ejercicio de esteticismo retro cincuentero agradable de ver.
Los momentos más atroces y violentos se eluden elegantemente, pero no se eliminan de la trama.

Es predecible y descuida un poco el dibujo de las víctimas (mujeres engañadas a través de anuncios de contactos, expoliadas, y posteriormente asesinadas), pero interesa en todo momento y tiene una parte final de muy notable intensidad gracias a una Salma Hayek gigantesca (y bellísima) como perturbada femme fatale, y gracias a las interesantes reflexiones a nivel de guión sobre el crimen, el amor loco y la pena de muerte.

Dirige Todd Robinson, nieto en la vida real del atormentado detective que encarna Travolta (por lo que cabe pensar que conoce bien los espeluznantes hechos).