Película lamentablemente soporífera, escondida tras una animación sensacional, especialmente en cuanto al color y tono empleados (no tanto en los movimientos que en mi opinión son más rígidos de lo que sería necesario) pero tremendamente fría y aburrida. Basada en el recuerdo de unos hechos que deberían, como mínimo, afectar al estado de ánimo del receptor, pero, al menos a mí, lo que han conseguido es dormirme hasta en tres ocasiones, teniendo que rebobinar para continuar el visionado.

Lo que en definitiva tenemos aquí es una realidad histórica absolutamente patética, una vez más utilizada en beneficio particular (lo de siempre) bajo el farsario disfraz de denuncia social.
Un gobierno miserable que pretende dar una redentora imagen exterior seleccionando argumentos como éste para el óscar a la mejor película de habla no inglesa, mientras internamente sigue cerrado y obcecado en los mismos errores con el mazo dando.
Un director que profana el inmenso dolor contenido en esos hechos, en esa masacre brutal, para condensar todo en un comprimido insípido de hermosa factura formal, más con el objetivo de diferenciarse del resto por la utilización de un formato nada usual hasta la fecha, en este tipo de documentos, que con la intención de recordar al mundo, al ser humano, todo el horror que es capaz de llevar a cabo.
Película inepta, pretenciosa e hipócrita en cuanto a lo que realmente busca. ¿Los muertos?. Primero los mataron, ahora toca utilizar su recuerdo.
Animación cojonuda, música magnífica... ¿Qué coño es todo esto? ¿Para que vale?. El resultado no es más que un pedazo de hormigón pintado con brillantez.

Asco eterno.