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España España · MADRID
Voto de Lars:
10
Drama. Thriller Grace llega al remoto pueblo de Dogville huyendo de una banda de gángsters. Persuadidos por las palabras de Tom, que se ha erigido en portavoz de la comunidad, los vecinos se avienen a ocultarla. Grace, a cambio, trabaja para ellos. Sin embargo, cuando Dogville sea sometido a una intensa vigilancia policial para dar con la fugitiva, sus habitantes exigirán a Grace otros servicios que les compensen del peligro que corren al darle cobijo. ... [+]
16 de abril de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de esos debates tan antiguos como el tiempo es el que versa sobre la bondad o maldad subyacente en el ser humano. Cuestión eterna que difícilmente tendrá una conclusión absoluta. Los conceptos amplios y abstractos están sujetos a definiciones y consideraciones ilimitadas. Visualizando Dogville, bien pensaría que Lars Von Trier no ve demasiada esperanza ni bondad en nosotros y, atendiendo a su desarrollo y sus conclusiones, siento un cierto malestar a esto me suena de algo. Ya lo mencionan en la propia obra: Todo podría repetirse si alguien volviera a pasar por aquí y se mostrara vulnerable.

Volvería a pasar y está pasando. Depender de los demás nos convierte en potenciales victimas y tener cierto poder sobre los otros en potenciales verdugos. Podemos buscar referencias en nuestros trabajos, en nuestras ciudades o en nuestras relaciones. Personas que diríamos “de buenas intenciones”, un día y sin ser necesariamente conscientes, pueden empezar a transformase. Así vemos como la dependencia emocional creada hacia una persona puede llevar a relaciones toxicas marcadas por la sumisión, el maltrato (en diverso grado o variante) o a la perdida de la propia identidad. También estamos cansados de escuchar como los que prometieron ayudarnos para construir una sociedad más justa y mejor, llenan sus bolsillos mientras, del otro lado, otros penan, pierden sus casas o no encuentran salida a situaciones asfixiantes. Es fácil adivinar en muchas situaciones laborales ciertos abusos de poder, más o menos evidentes y, si miramos un poco la coyuntura económica internacional, son reconocibles las desigualdades que facilitan el abuso de los países ricos hacia los más pobres. Recordemos también que hubo una vez mundos en los que parecía normal tener esclavos y no olvidemos tampoco que hay lugares donde las mujeres no pueden ni mostrar su cara en publico.

Ejemplos nunca nos faltarían, más o menos paradigmáticos, más o menos cotidianos, más o menos evidentes. Llega a mi memoria la historia de Sylvia Likens, adolescente asesinada en estados unidos durante el periodo en el cual había sido dejada por sus padres bajo el cuidado de una conocida. La mujer comenzó a alimentar un odio irracional hacia la chica, llegando a mantenerla encerrada en un sótano donde era vejada de todas las formas posibles. Invitaba a otras personas a verla y, lejos de denunciar los hechos, muchos de ellos fueron convirtiéndose poco a poco en partícipes de los abusos. Llegado el juicio, resulto curioso que al preguntar a estas terceras personas sobre los motivos de sus acciones contra la joven (que eventualmente causaron su muerte), la respuesta más común fue…no lo sé.

Aunque Lars von Trier incluya Dogville como parte de una trilogía (aún inacabada) sobre Estados Unidos, su contenido se me antoja tan universal como atemporal. Es tentador tener el poder, que nos amen ciegamente, que estemos al mando de las situaciones, que tengamos en nuestras manos el dinero o la estabilidad o el futuro de los demás. Y, a más poder manejamos, más tentador utilizarlo y, a más vulnerables o dependientes vemos a los demás, más sencillo abusar de ese poder.

Un pequeño set de rodaje, líneas marcadas que distribuyen los espacios y crean un contexto que podría ser casi cualquier parte, una dirección efectiva, unos personajes reconocibles y unos diálogos penetrantes sirven para mostrarnos de manera contundente una filosofía y retrato del género humano, de ese egoísmo escondido tras la cordialidad con la que nos manejamos a lo largo de los días, de aquello en lo que nos podemos convertir, para llegar a una última cuestión: para con nuestros verdugos, ¿perdón o venganza?

Una obra maestra, de las que consiguen que el cine vaya mucho más allá del cine. Trasciende, se abre y expande para arañarnos el corazón y hacer que nos planteemos cuestiones incómodas. Nuestras cabezas intentarán más tarde hacernos sentir especiales y que respondamos de modo categórico que no, yo no a la pregunta ¿No somos acaso todos habitantes de Dogville?


https://encuentrosducinema.wordpress.com/
Lars
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