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Voto de Memorius:
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30.012
Terror
Nueva Inglaterra, 1630. Un matrimonio de colonos cristianos, con cinco hijos, vive cerca de un bosque que, según las creencias populares, está dominado por el mal. Cuando el hijo recién nacido desaparece y los cultivos no crecen, los miembros de la familia se rebelan los unos contra los otros: un mal sobrenatural les acecha en el bosque cercano. (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que debemos tener en cuenta para calificar esta película es que tiene que ver más con el "Anticristo" de Lars Von Trier, que con cualquier película de terror mínimamente entretenida, y digo mínimamente, así que incluyo aberraciones como Piraña 3D.
Porque La Bruja es una película que da miedo después de verla. No sea que la tengas que volver a ver otra vez por mala suerte, o que te la cuelen en un viaje de autocar.
Desde luego que no es una película para todos los públicos, me atrevo a decir que para la gran mayoría del público; es sólo apta para el nimio reducto de gente que entiende de verdad el cine; ese núcleo esencial de esta industria al que sólo llegan aquellos elegidos que ven más allá de lo que no entretiene y valoran la perfección técnica de un plano. Pero para el resto... Oh, querido lector... Si Ud. pertenece a ese resto al que pertenezco yo; prepárese para dos horas de planos que Ud. no sabrá valorar, de violines que suenan cuando se mece una brizna de hierba que Ud. no sabrá valorar, de un guión a base de salmos que Ud. no sabrá valorar, y de un terror sin parangón, con matices espeluznantes y perturbadores soterrados bajo las apariencias místicas de los costumbrismos de la Santa Inquisición que reflotan como un atabismo zafral bajo la psiqué de las cabras que da igual cómo de bien se exprese, porque es un sopor inmenso.
... Lo que Ud. sí sabrá valorar son los 10 euros de la entrada, ¡y vaya que sabrá valorarlo! La de cosas que se podrían hacer con esos diez euros mejores que ver esta película. Si hasta zumbar escolopendras es gratis y más divertido (y me atrevería decir que da más miedo, y es más perturbador).
En fin, la película no tiene nada, créame, NADA de lo que pretendidamente se ha anunciado a bombo y platillo de terrorífico, perturbador, o como quiera usted que espere que sea una película de miedo. Es un drama familiar pesadísimo y con el sello del cine de autor que trascurre sin gloria y con mucha pena; ni siquiera hay que esperar a media película para darte cuenta; porque a los cinco minutos es tanta la esencia de cine de autor que no te cabe ninguna duda de que el filme estaría a la altura de proyectos como "La nada en el mar elecnoseológico" o "El Paradigma de Timmy, el niño drama en el infinito abyecto".
La bruja da pavor. Pero se lo juro, a posteri. No más, por favor.
Porque La Bruja es una película que da miedo después de verla. No sea que la tengas que volver a ver otra vez por mala suerte, o que te la cuelen en un viaje de autocar.
Desde luego que no es una película para todos los públicos, me atrevo a decir que para la gran mayoría del público; es sólo apta para el nimio reducto de gente que entiende de verdad el cine; ese núcleo esencial de esta industria al que sólo llegan aquellos elegidos que ven más allá de lo que no entretiene y valoran la perfección técnica de un plano. Pero para el resto... Oh, querido lector... Si Ud. pertenece a ese resto al que pertenezco yo; prepárese para dos horas de planos que Ud. no sabrá valorar, de violines que suenan cuando se mece una brizna de hierba que Ud. no sabrá valorar, de un guión a base de salmos que Ud. no sabrá valorar, y de un terror sin parangón, con matices espeluznantes y perturbadores soterrados bajo las apariencias místicas de los costumbrismos de la Santa Inquisición que reflotan como un atabismo zafral bajo la psiqué de las cabras que da igual cómo de bien se exprese, porque es un sopor inmenso.
... Lo que Ud. sí sabrá valorar son los 10 euros de la entrada, ¡y vaya que sabrá valorarlo! La de cosas que se podrían hacer con esos diez euros mejores que ver esta película. Si hasta zumbar escolopendras es gratis y más divertido (y me atrevería decir que da más miedo, y es más perturbador).
En fin, la película no tiene nada, créame, NADA de lo que pretendidamente se ha anunciado a bombo y platillo de terrorífico, perturbador, o como quiera usted que espere que sea una película de miedo. Es un drama familiar pesadísimo y con el sello del cine de autor que trascurre sin gloria y con mucha pena; ni siquiera hay que esperar a media película para darte cuenta; porque a los cinco minutos es tanta la esencia de cine de autor que no te cabe ninguna duda de que el filme estaría a la altura de proyectos como "La nada en el mar elecnoseológico" o "El Paradigma de Timmy, el niño drama en el infinito abyecto".
La bruja da pavor. Pero se lo juro, a posteri. No más, por favor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Del argumento… qué decir.
Al final Satanás es una cabra que se llama Philip el Negro y al que debe doblar Voldemort. Es todo un golpe de efecto, porque al final la cabra se carga al padre y justo después se va como por ahí a desayunar (Si, es en serio, la cabra se carga al padre… Y si, es como estar viendo Impacto TV y ver un video casero de una cabra endiñando a un vecino de Sepúlveda, no esperéis mucho más). Ultra terrorífico. ¿Quién quiere fantasmas habiendo cabras y conejos? Cenicienta era una auténtica nigromante cuando cantaba por el bosque.
También mola el rigor histórico, porque el demonio ofrece a la niña mantequilla para que firme su pacto con él. Todo el mundo sabe que en Nueva Inglaterra la mantequilla era lo más. Y luego se va con otras brujas a flotar por el aire en una hoguera (a saber lo que estaban prendiendo).
Luego hay un montón de subtramas, muy profundas. El marido vende una copa de su mujer, y ésta se ofusca. Aunque parece que lo está desde el principio. Y el niño quiere manzanas, y también se ofusca (Me voy a tirar aquí el pisto y voy a decir que lo de la manzana es una reminiscencia bíblica al pecado original de Adán y Eva por las conexiones pecaminosas entre el niño y su hermana en el paraíso afrodisiaco canadiense. Nadie ha caído en eso, pero la peli es que tiene mucha simbología). También tine otra subsubtrama que es un conejo que sale y que debe ser una bruja. Y que la niña se siente poco querida. Y que el niño se siente un pecador de la pradera (nunca mejor dicho). Y que el padre es como Edgar, el de Men in Black, al que se le cae la cara; porque parece que se le está derritiendo todo el rato.
Y al final todos mueren. No está claro el por qué ni con qué razón. Pero el mal triunfa, y al menos, los desaboríos que te han estado matando de aburrimiento durante dos horas la espichan. Y es reconfortante, desconcertante y un cachondeo puro.
Al menos esos últimos 5 minutos tienen su guasa.
Al final Satanás es una cabra que se llama Philip el Negro y al que debe doblar Voldemort. Es todo un golpe de efecto, porque al final la cabra se carga al padre y justo después se va como por ahí a desayunar (Si, es en serio, la cabra se carga al padre… Y si, es como estar viendo Impacto TV y ver un video casero de una cabra endiñando a un vecino de Sepúlveda, no esperéis mucho más). Ultra terrorífico. ¿Quién quiere fantasmas habiendo cabras y conejos? Cenicienta era una auténtica nigromante cuando cantaba por el bosque.
También mola el rigor histórico, porque el demonio ofrece a la niña mantequilla para que firme su pacto con él. Todo el mundo sabe que en Nueva Inglaterra la mantequilla era lo más. Y luego se va con otras brujas a flotar por el aire en una hoguera (a saber lo que estaban prendiendo).
Luego hay un montón de subtramas, muy profundas. El marido vende una copa de su mujer, y ésta se ofusca. Aunque parece que lo está desde el principio. Y el niño quiere manzanas, y también se ofusca (Me voy a tirar aquí el pisto y voy a decir que lo de la manzana es una reminiscencia bíblica al pecado original de Adán y Eva por las conexiones pecaminosas entre el niño y su hermana en el paraíso afrodisiaco canadiense. Nadie ha caído en eso, pero la peli es que tiene mucha simbología). También tine otra subsubtrama que es un conejo que sale y que debe ser una bruja. Y que la niña se siente poco querida. Y que el niño se siente un pecador de la pradera (nunca mejor dicho). Y que el padre es como Edgar, el de Men in Black, al que se le cae la cara; porque parece que se le está derritiendo todo el rato.
Y al final todos mueren. No está claro el por qué ni con qué razón. Pero el mal triunfa, y al menos, los desaboríos que te han estado matando de aburrimiento durante dos horas la espichan. Y es reconfortante, desconcertante y un cachondeo puro.
Al menos esos últimos 5 minutos tienen su guasa.