Hay cientos de películas intimistas y cotidianas. Muchas de ellas lo que hacen es enredar la cosa para que parezca algo. Esta no. Esta es honrada. Desde el primer momento sabemos lo que vamos a ver. A menos de media hora ya tenemos planteado el pequeño drama: la hija que quiere irse fuera y la madre, viuda, se quedaría sola.
Una fotografía de gran calidad y unos planos tranquilos e inteligentes. Metraje justo, de hora y media.
La trama es mínima pero basta y sobra cuando hay alguien como Lola Dueñas, que es la naturalidad andando, sabe decir las cosas de forma que se le entiende. Muy bien también Anna Castillo. Se le ve una sinergia con Dueñas que es admirable.
Primera película de Celia Rico. No están los tiempos para mucho cine, en este fatal 2020 y lo que queda. Pero si yo fuera productor, de entre los más de cincuenta jóvenes directores y directoras me decantaría por Rico.