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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
4
Drama Una poderosa historia de descubrimiento sexual e intelectual basada en acontecimientos reales a partir de la turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y Sabina Spielrein (Keira Knightley). A este trío se añade Otto Gross (Vincent Cassel), un paciente libertino decidido a traspasar todos los límites. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigmund Freud y Carl Jung fueron dos señores muy sesudos que gustaban de reunirse para hablar de lo que hablan todos los tíos, es decir, de sexo, pero ellos lo hacían con terminología rimbombante y tomando por excusa el psicoanálisis. Esto es, si alguien estaba un poco descentrado, neurótico o chaveta, ellos le soltaban lo de la fase anal y se quedaban tan pichis. Lo que viene siendo dos pelmazos, de toda la vida.

Una cosa es hablar de sexo y otra el sexo oral, más gratificante. Así pues, una peli que trata sobre dos sabiondos repipis que intercambian opiniones sobre sus cosas de doctos, tiene que ser un rollo, por necesidad.
Viggo Mortensen no se sabe si hace de Freud o de Churchill. Hay un momento en que le pega un arrechucho y pierde el equilibrio, pero no el puro.
Fassbender no se sabe si hace de Jung o de Carpanta, ya que es capaz de servirse y zamparse él solito la mitad de una cena dispuesta para quince comensales, que le miran sorprendidos (que no sé si esto es un momento cómico de la peli, o qué)
La Knightley no se sabe si hace de Sabina Spielrein o si ha desayunado anfetas con leche de burra. Sobreactúa de tal manera, que más que loca parece que esté poseída por el mismísimo demonio, que se descuajaringa la cara la tía que hasta le tiene que doler y parece que se vaya a echar a hablar en arameo, o alguna otra lengua muerta, de esas en las que rompen a hablar las niñas en los establos mientras les practican un exorcismo.

Pues pese a los dos maromos imponentes, a la aparente y llamativa posesión satánica, al realizador, al tema, al puro de Mortensen y a la insaciable glotonería de Fassbender, la peli es SOSA, y no debiera.
VALDEMAR
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