Frankenweenie tiene dos grandes problemas: que es aburrida y que es predecible. Cuando esas dos cualidades negativas se unen en una película, cualquier duración de la misma se convierte en un tostón, por lo que hay que agradecer que no sea larga.

Vaya por delante decir que no he visto el corto original, pero la sensación que me deja Frankenweenie es que todo el metraje extra es relleno. No pasa nada especialmente remarcable fuera de la premisa de la que parte la película. Ésta empieza bien, con un diseño artístico más que bueno y con un stop-motion divertido. El perro es simpático, que es lo principal, y todo sucede como tiene que suceder una introducción hasta el momento en que atropellan a Sparky. A partir de ahí, tedio y predicibilidad.

Los personajes son planos hasta el hastío, clichés andantes que no se avergüenzan de serlo, muchos de ellos simple decorado para la ambientación (reconozco haberme reído con los primeros planos del gato, recurso del que por supuesto se abusa). Para creerte el guión tienes que hacer un esfuerzo y no hacerte muchas preguntas. Tras la primera media hora y hasta que sucede el siguiente punto de inflexión en el guión, ya casi en el clímax, no pasa absolutamente nada, ninguna situación que plantee un mínimo interés, casi como si fuera una segunda introducción tras la primera. Cuando al fin parece que va a pasar algo resulta que se trata de un compendio de situaciones y soluciones que sabes como van a sucederse. Los personajes van desapareciendo a medida que el guión no los necesita. Y entonces llegamos al final...