No tiene persecuciones espectaculares, combates en naves espaciales, robots... Ni siquiera efectos especiales notables. Aun así, va camino (si no lo es ya) de convertirse en un clásico de la ciencia ficción. ¿Por qué?

Pues por una mezcla muy bien hecha. Simplemente sustituye todos los elementos anteriores por un magnífico guión, una preciosa fotografía, una banda sonora emocionante y unos actores totalmente creibles.

La historia está ambientada en un futuro muy cercano, donde el éxito en la sociedad se basa casi exclusivamente en como te han programado genéticamente a la hora de introducirte en el útero materno. Aliñada con intriga, amor, esperanza, superación, amistad, drama... nos queda una película con la capacidad de ser una de esas poquitas que se te quedan en la mente, de las que cuando las mencionas en alguna conversación, solo tienen dos posibles réplicas:

"No, no la he visto"
o
"¡Ah, si! ¡muy buena!"