Resulta obvio que no se puede perder de vista la cinematografía inglesa, un claro exponente de calidad fílmica que no tiene nada que envidiar a sus compañeros de idioma, los norteamericanos.

El pasado año, aptos productos como Expiación – Más allá de la pasión, Irina Palm, Arma Fatal, This is England o el precioso documental Tierra, la película de nuestro planeta dejaron claro que no hay género que se les resista.

Y Un funeral de muerte (Death at a funeral), aún estando coproducida por EEUU, Alemania y Holanda, es un producto rodeado de clichés ingleses que sabe como arrancarnos multitud de risas mediante un humor negro y ácido. Varias historias diferentes pero igualmente divertidas giran en torno al funeral del patriarca de una familia inglesa. El firme guión de Dean Craig (autor del libreto de Caffeine) ayuda a digerir cada desternillante secuencia sin perder de vista la columna vertebral de la narración.

Por su parte, el polifacético realizador Frank Oz (que lleva su vida poniendo voz a diversos personajes de Barrio Sésamo y Los Teleñecos, además de dirigir interesantes obras como In & Out, Un par de seductores o Cristal oscuro), aunque no se salga de los estandartes clásicos de la dirección, no desentona en un “slapstick” (así se define a la comedia que exagera la violencia física, como en los dibujos animados) con mucha mala leche, incorrección y ágiles diálogos.

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