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España España · Tres Cantos
Voto de Gonso:
9
Drama Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2006
58 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
El genialmente original director danés Lars Von Trier vuelve a reflejar en el celuloide los sentimientos más profundos de nuestra alma con la segunda entrega de su trilogía sobre EEUU (que afirma no haber visitado): si antes fue la impactante y claustrofóbica “Dogville”, ahora nos deleita con la dramática y profunda “Manderlay”, que precederá a la más madura y fotográfica “Wasington” (prevista para estrenarse en 2007 con, seguramente, Cate Blanchett en el papel protagonista).

Si en “Dogville” Grace (interpretada magníficamente por Nicole Kidman) era una chica inocente y confiada que la llevaba a ser engañada y maltratada, en “Manderlay” nuestra protagonista ha aprendido de sus errores y coge las riendas liderando esta nueva aventura con el rostro de Bryce Dallas Howard (conocida por ser la idealista ciega de “El bosque”, donde hizo un papel como anillo al dedo). Ésta joven actriz interpreta dignamente a su personaje aunque las comparaciones con su predecesora son odiosas, ya que aquella era capaz de mostrar multitud de sentimientos y registros con una mirada, mientras que con ésta se tiene la sensación de que sigue haciendo de ciega, con la vista perdida en nosesabedónde.

El nuevo capítulo lleva a Grace, a su padre (Willem Dafoe sustituye al James Caan de “Dogville”) y a la tropa mafiosa a un pequeño pueblo del sur llamado Manderlay, rodeado por una larga valla con candado. Una mujer se acerca al coche y pide ayuda a Grace. Ésta, a pesar del consejo de su padre de que no se meta en asuntos ajenos, se baja con su ejército ilegal a impedir la tortura de negro esposado por parte de una madura señora (Lauren Bacall, que repite con Trier). Nuestra idealista mujer decide quedarse en Manderlay con el fin de abolir la esclavitud de la población negra e instaurar un sistema democrático. Lo que no sabe es que hay mucha gente convencida en seguir como está.

Los decorados son iguales que en “Dogville”, sólo unas líneas pintadas en el suelo y unos pocos elementos necesarios en la trama sirven para ilustrar los lares por donde se pasearán los personajes. La diferencia está en que Trier invierte los colores: en “Dogville” era un suelo negro y un cielo cambiante según la franja horaria y en “Manderlay” hay cielo negro permanente y suelo variable, con multitud de tonalidades según el sentimiento que el realizador nos quiere transmitir.

La técnica de cámara en mano y la magistral fotografía de Anthony Dod Mantle siguen entre las constantes de Trier. Pero, si en “Dogville” la historia era lenta, con muchos silencios, intimista y paulatinamente intensa hasta la traca final, en su nueva obra maestra prefiere emplear altibajos dramáticos, situaciones que se resuelven o se agravan para resolverlos con un final tan digno como el de la primera entrega.

Sigue habiendo la preciosa voz en off y un orden narrativo dividido en ocho capítulos, que cada cual se espera con más impaciencia que su predecesor y no interrumpe ni entorpece la trama general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gonso
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